Europa lanzará desde la Guayana francesa el segundo satélite de su ambicioso programa de observación de la Tierra bautizado Copernicus.
El satélite óptico Sentinel-2A se utilizará para controlar tierras emergidas y costas y permitirá analizar los terrenos, los cultivos y los bosques. La información que recabe será útil para el medio ambiente, la agricultura y la seguridad civil.
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Desde Kourou, la compañía francesa Arianespace lanzará el Sentinel-2A para la Comisión Europea el lunes a las 22H51 (martes a las 01H51 GMT), con un cohete Vega.
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El primer satélite de la familia Sentinel entró en órbita en abril de 2014, y su radar puntero le permite ver la superficie de la Tierra noche y día, incluso cuando el cielo está nublado.
Sentinel-2 "está equipado con un instrumento multiespectral que ofrece varias ventajas", dice François Spoto, responsable de proyecto en la Agencia Espacial Europea (ESA).
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"Destaca por la amplitud de su toma de vista (290 kilómetros), su extenso espectro de colores y su resolución (10 metros)", prosigue.
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El satélite "permitirá al programa Copernicus 'ver en color' al ofrecer imágenes ópticas en el espectro de lo visible y del infrarrojo", explica Airbus Defence & Space, su fabricante.
Dará una vuelta a la Tierra cada 100 minutos y observará cada 10 días la totalidad de las superficies emergidas, las grandes islas, las aguas interiores y costeras.
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En mayo de 2016, cuando el satélite idéntico Sentinel-2B alcance su órbita, el plazo para ver todas las superficies emergidas caerá a cinco días.
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Los Sentinel-2 ayudarán a llevar a cabo "una mejor gestión de la agricultura y de los bosques", asegura Spoto. Permitirán saber si un suelo necesita agua o pesticidas, añade.
La Comisión Europea dispondrá así de un "instrumento para comprobar la realidad de los cultivos", agrega.
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Los satélites darán indicaciones sobre la salud del dosel forestal, la parte alta de los bosques.
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También proporcionarán información valiosa para la seguridad civil al analizar la naturaleza de los suelos. En caso de fuertes lluvias, por ejemplo, mostrarán el camino que sigue el agua y su velocidad de absorción por el suelo, lo cual permitirá emitir recomendaciones antes de urbanizar una zona.
Resultarán, asimismo, útiles en caso de incendios y corrimientos de tierra.
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Los dos satélites Sentinel-2A y 2B costaron unos 350 millones de euros -unos 397 millones de dólares-.
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"Copernicus es el programa de observación de la Tierra más ambicioso hasta la fecha", destaca Spoto. Lo dirige la Comisión Europea en cooperación con la ESA.
En el futuro, seis tipos de sátelites Sentinel observarán la Tierra desde el espacio. El Sentinel-3 recabará datos sobre el entorno marítimo, los Sentinel-4 y Sentinel-5 estudiarán la atmósfera y el Sentinel-6 analizará el aumento del nivel de los océanos.
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"La Unión Europea y la ESA han dedicado al menos 5.000 millones de euros para desarrollar la familia de Sentinel y para las operaciones de puesta en órbita en un plazo de 20 años", recuerda Spoto.
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AFP