Hacia las tres de la tarde del jueves 19 de noviembre, una conductora del metro de Medellín vio una pequeña zarigüeya en entre las líneas del sistema de transporte. De inmediato, le reportó al operario de la estación Acevedo la situación y allí nació la historia de Leonor, la zarigüeya.
Así la bautizaron entre Liliana Hincapié, coordinadora de la estación, y los demás empleados del metro de Medellín presentes en el lugar. Leonor. De inmediato la metieron en un guacal, porque estaba muy asustada y agitada. Le compraron una manzana y le dieron agua.
El biólogo Alejandro llegó a Acevedo y se encontró con la hembra marsupial, ya bautizada por Liliana, la operadora. "Leonor me parece un nombre tierno", anota Liliana. Alejo la vio bien. Se estaba comiendo una manzana que le compró nuestro personal y tomando agua en el guacal. pic.twitter.com/nDBRTnhSWQ
— Metro de Medellín 💚 #TuHistoriaNosMueve (@metrodemedellin) November 19, 2020
Lo otro que hicieron fue llamar al biólogo de turno del sistema de transporte, quien le hizo una valoración a Leonor para darse cuenta que, además de estar asustada, tenía una laceración en la cola. El experto ordenó su traslado a una veterinaria para hacerle los exámenes correspondientes:
En la clínica le tomarán rayos X para saber si está fracturada y la tendrán hasta que se recupere. Luego, nuestros biólogos, médicos veterinarios y funcionarios del @areametropol - autoridad ambiental -, la liberarán en una zona del norte arborizada y con recursos para su vida. pic.twitter.com/uny5NJzWgw
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Leonor tendrá un final feliz: será liberada en una zona arborizada y natural para ella. Recordó el biólogo que las zarigüeyas no son peligrosas y al contrario muy necesarias para el ecosistema: consumen garrapatas y otras plagas, además ayudan a dispersar semillas, es decir, que ayudan a que se multiplique y crezca la flora.