La declaración de guerra por parte de Vladímir Putin que ha dejado miles de personas muertas por los ataques con misiles a las zonas residenciales y militares de Ucrania, ha generado que varios países retiren su apoyo hacia Rusia.
La Unión Europea importa desde Rusia más del 40 % de gas que consumen para suplir las necesidades básicas de las personas.
Siendo así, los países como Alemania, Austria y Finlandia dependen en buen porcentaje del consumo de gas, que es transportado por medio del gasoducto Nord Stream y que funciona desde 2011.
Al retirar todas las relaciones con los rusos, las personas tendrían que volver a los métodos antiguos del uso de fuentes fósiles, como el carbón para cocinar.
En el 2021, se terminó de construir el Nord Stream II, pero por problemas de licencia para operar por parte de Alemania no había podido entrar en funcionamiento y, ahora, con la decisión de Rusia de atacar al pueblo ucraniano se suspendió la activación.
El proyecto que atraviesa el mar Báltico busca llevar gas ruso a toda la Unión Europea para alcanzar 26 millones de hogares.
Según datos de la organización Greenpeace, la contaminación por la quema de carbón, gas y petróleo causa 4.5 millones de muertes en el mundo, dentro de esta cifra se encuentran incluidos 40.000 niños menores de 5 años expuestos a las micropartículas de los combustibles fósiles.
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