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Es preocupante cómo el Estado no responde a necesidades como las de La Guajira

No es un problema reciente, sino el resultado de un Estado que a veces sólo piensa en el centro del territorio.

Alberto Linero
Alberto Linero
Foto: Blu Radio.

Estoy en el asentamiento “La Pista” en Maicao. Al entrar, el conductor que me acompaña se detiene en una tienda de sus familiares. Su prima, con ese hablado de La Guajira tan particular, le pregunta: “¿Veí, tú qué vas a hacer pa' allá atrás?”. Él le responde que lleva a unos señores que van a hacer un trabajo. Esto ya me anticipa lo que voy a encontrar.

Aquí viven más de trece mil personas, dos mil quinientas familias, en los mil doscientos metros que mide la pista del antiguo aeropuerto de Maicao. Son unas quince manzanas de cambuches, construidos con los desechos de la sociedad: plásticos, maderas, láminas de zinc, llantas... Viven resistiendo el calor del desierto y todas las carencias que un asentamiento como este puede tener: no hay servicios públicos, no hay trabajo, y el acceso a la educación es casi imposible. La mayoría son migrantes y colombianos que han retornado de Venezuela.

Esta realidad me produce reflexiones bien claras:

Nadie sensato puede respaldar o defender un sistema que haya provocado tal migración. No encuentro ninguna razón que justifique que un gobierno, de cualquier ideología, someta a su gente a una situación tan dura y compleja. Es doloroso pensar que, a pesar de todo, las personas aquí están en mejores condiciones que en los lugares de los que huyeron.

Me conmueve profundamente la capacidad de lucha de esta gente, la creatividad con la que se las ingenian para sobrevivir, las sonrisas que aún se dibujan en medio de tanta necesidad, la solidaridad entre ellos. Veo en sus rostros la firme decisión de no dejarse vencer, a pesar de las difíciles condiciones que enfrentan.

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Con preocupación me pregunto cómo el Estado colombiano puede responder a estas personas. Es su deber brindarles condiciones dignas. Sé que no es un problema reciente, sino el resultado de un Estado que a veces sólo piensa en el centro del territorio. No puedo imaginar lo que sucederá si se cumplen las advertencias de una mayor migración desde Venezuela.

Estando aquí, tengo la certeza de que hemos fracasado como sociedad. La pobreza se manifiesta en todas sus formas. Me niego a tomarles fotos; solo los abrazo, con la esperanza de poder ayudar en algo.

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