Este miércoles 10 de abril el expresidente de Colombia Álvaro Uribe se enfrentó a un juicio por presunta manipulación de testigos, y sus declaraciones han generado controversia y debate en la opinión pública.
Según el exmandatario, su llamado a juicio "da señales para la motivación de un acuerdo de paz total o para una ley de punto final".
Asimismo, Uribe también fue enfático en decir que dicho juicio se adelanta por persecuciones políticas, animadversiones personales, venganzas políticas, sin pruebas que permitan inferir que yo buscaba sobornarles (a testigos) o engañar a la justicia".
A raíz de ello, el presidente Gustavo Petro se pronunció en redes y aseguró que "no persigue a oposición ni intervendrá en procesos judiciales".
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"Mi Gobierno no persigue ni perseguirá a la oposición y se mantendrá lejos de cualquier intervención en los procesos de la justicia", manifestó Petro en un mensaje en su cuenta de X.
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El mandatario añadió: "La justicia siempre podrá esperar de mi Gobierno respeto y protección de su independencia".
La Fiscalía formuló, el pasado martes, una acusación contra Uribe "como presunto determinador de los delitos de soborno a testigos en actuación penal y fraude procesal", en un caso que comenzó en 2012 con una querella contra el senador de izquierdas Iván Cepeda.
Con la acusación, Uribe, que fue presidente de Colombia entre 2002 y 2010, será llamado a juicio, siendo el primer exmandatario que se sienta en el banquillo de los acusados ante la Justicia común, en una fecha aún por determinar.
La demanda de Uribe contra Cepeda, senador del izquierdista Polo Democrático Alternativo (PDA) que hoy hace parte de la coalición oficialista Pacto Histórico, pretendía demostrar una supuesta manipulación de testigos en una denuncia que éste preparaba hace 14 años en el Congreso contra el expresidente por supuestos vínculos con el paramilitarismo.
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