Se trata de las declaraciones de Jhoan Sebastián Sánchez y Maira Ariza, los dos uniformados de la Policía que llegaron a atender la escena del crimen de Ana María Castro , ese 5 de marzo del 2020.
Según el patrullero Sánchez, cuando llegaron al lugar de los hechos encontraron a una persona en “alto grado de exaltación”, quién sería Mateo Reyes .
Dijo que de inmediato brindó los primeros auxilios a Ana María Castro, que estaba tirada en la vía pública y con gran cantidad de sangre que salía por el oído izquierdo y por la boca. En ese momento, como le dijeron que se trató de un accidente de tránsito, el patrullero decidió no intervenir o tocarla más.
El uniformado narró que en ese momento Ana María tenía los ojos entreabiertos y respiraba con gran dificultad, por lo tanto, solicitó por radio un vehículo policial para hacer el traslado, el cual llegó en tres minutos, pero en seguida llegó una ambulancia.
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El patrullero dijo que cuando levantaron a Ana María para montarla a la camilla, vieron “un lago hemático abundante”.
Además, los dos patrulleros coinciden en que Mateo Reyes, al ser entrevistado, cambió varias veces la versión de los hechos.
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Al parecer, Reyes dijo que él venía en otro vehículo y que por la ventanilla observó cuando Ana María se bajó de un vehículo oscuro se agarró de la ventanilla y que el vehículo arrancó y ella se cayó. También que inicialmente le preguntaron si la conocía y decía que sí, pero que otras veces decía que no.
Luego, Reyes cambió su testimonio y dijo que iban en tres vehículos de Uber “a rematar” en el apartamento de un amigo y que había conocido a Ana María en el lugar en el que se encontraban en el norte de Bogotá.
Ambas versiones serían falsas teniendo en cuenta que, según la investigación, iba en el mismo automóvil. Incluso, en una declaración formal ante la Fiscalía, Reyes dio su versión final y explicó que sí iba en el mismo vehículo.
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Dice el patrullero que, en ese momento, Reyes estaba en alto grado de embriaguez, que estaba nervioso, en descontento por la llegada tarde de la ambulancia, que manifestaba controversias y que tenía base de maquillaje en la cara.
Otra de las declaraciones que vale la pena resaltar es la de Nidia Romero, madre de Ana María Castro, quien cuenta que su hija estaba diagnosticada con depresión y ansiedad y que tomaba un medicamento psiquiátrico. Incluso que Ana María, supuestamente, le dijo que Mateo Reyes, hoy testigo de la Fiscalía de los hechos, era distribuidor de drogas.
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Estos son algunos de los testimonios que reposan en las 196 páginas que tiene el expediente de Ana María Castro y que están en poder de BLU Radio, con los cuales, la Fiscalía intenta probar su teoría de que Paul Naranjo
y Julián Ortegón
serían los responsables del feminicidio de la joven.