Ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), en el marco del caso 03: “Muertes ilegítimamente presentadas como bajas en combate por agentes del Estado”, donde militares entregan sus versiones sobre los hechos cometidos durante el conflicto armado en Colombia, el entonces capitán Erwin Eduardo Duarte Rojas, relató cómo se realizaban las operaciones y de qué manera. Señaló que, a mayor número de muertes, más reconocimientos para los uniformados.
En este caso, se relacionaron los hechos con el Batallón de Infantería Ramón Nonato Pérez, conocido como ‘Birno’, en el que los mandos eran reconocidos con felicitaciones por cuenta de los resultados, que, en palabras de Duarte Rojas, por lo general, eran orientadas a la muerte. Esto ocurrió cuando finalizaba el año 2007, meses atrás los mal llamados falsos positivos , empezaban a presentarse; tiempo después, se convirtieron en un escándalo nacional.
Hizo referencia a que había una forma sistemática desde los mandos del Ejército , ordenando que la importancia se le daba a los muertos.
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Se benefician, no solamente de este hecho como tal, sino de muchas muertes presentadas en esta época, debido a la política sistemática generalizada de órdenes dadas de llevar a cabo estas muertes extrajudiciales en la región, por parte del teniente coronel Henry Hernán Acosta Pardo, comandante del batallón de infantería número 44, el coronel Ramón Hernando Pérez, de Tauramena, Casanare y este, a su vez, era presionado por el coronel Henry William Torres Escalante de la Brigada 16, quien ejercía presión al coronel Acosta y el general Mario Montoya Uribe, quien ejercía más presión. Esta presión se escuchaba en los programas radiales que realizaba el entonces comandante del Ejército, con los comandantes de división, brigadas, batallones, y en muchas ocasiones, a nivel compañía y pelotón; en los cuales decía y ordenaba que quería ver carrotancados de sangre, que la guerra se mide con litros de sangre (…) que las muertes eran lo único importante
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Mencionó que el entonces coronel, Henry William Torres Escalante, comandante para la época de la Brigada 16, “ejercía presión” sobre el teniente coronel Henry Hernán Acosta Pardo por resultados. Esa presión provenía, según dijo, también del comandante de la institución, el general Mario Montoya Uribe.
Esta presión se escuchaba en los programas radiales que realizaba el comandante del Ejército para la época, con los comandantes de división, brigadas, batallón y en muchas ocasiones, en compañía en programas radiales
Según explicó, esas palabras las escuchaba en el año 2007, e hizo alusión a que, había presiones permanentes de otros comandantes para que se dieran resultados. Incluso dijo que habría órdenes de llevar registro de las muertes en combate y que estos eran puestos en tableros de unidades. Además, se reportaban a través de comunicaciones de batallones y brigadas para establecer lo que resultara de las compañías y pelotones, haciendo énfasis que lo que les importaba era tener altas cifras.
Contó que, al llegar al Batallón Ramón Nonato Pérez, a finales de 2006, quien lo recibió fue el mayor Marcolino Puerto Jiménez, ejecutivo de segundo comandante. Duarte, desde entonces, estuvo en el área de operaciones y a quien tenía que responder directamente era al teniente coronel Acosta Pardo, comandante de dicho batallón, al mayor Carlos Manuel Angarita, oficial de operaciones y al teniente César Augusto Cómbita Eslava, oficial de inteligencia.
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“Una vez llegué trasladado, me ordené a trabajar en el grupo especial Cobra 2, para realizar estas muertes extrajudiciales. La razón por la cual cumplí la orden fue por no ser destituido en ese entonces por el general Mario Montoya, el cual destituía a los comandantes que no daban resultados, pues en esa época hablaba de depuración. Eso no era ni más ni menos, que la evaluación de los comandantes que debían dar resultados y decía: 'Las bajas no es lo importante, es lo único', por lo cual fui presionado a que se cumplieran esas muertes extrajudiciales”, añadió.
Agregó que pocos días antes de que él fuera trasladado a ese batallón, ubicado en el Casanare, el teniente coronel Henry Hernán Acosta, reunió a suboficiales en el municipio de Aguazul, entre ellos el cabo segundo Víctor Hugo Muñoz, para decirles que llegaría trasladado un capitán (Duarte) y que él debía acoplarse a la forma de dar resultados, que debía encargarse de eso.
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“De esa reunión, me entero años después de que salí trasladado del ‘Birno’ y el sargento Muñoz Hermosa, no solamente me contó de esa reunión en esa época, de que antes de que yo llegara ya me tenían -cuadriculado-, de que yo debía de acoplarme a la forma de dar resultados. Y no solamente me contó, sino que lo relató en la Fiscalía en una o varias indagatorias”, agregó.
Dijo que, poco tiempo después de haber llegado al batallón, fue enviado a vacaciones durante algunas semanas. Recordó que en enero de 1994 entró al Ejército y que, aún siendo civil, en 1993, antes de ingresar en el mes de diciembre, cuando estaba preparando todo para enlistarse, escuchaba cantos en la Escuela Militar, que, según sus palabras, decían: “Yo quiero bañarme en una piscina llena de sangre ¡Sangre! Guerrillera, guerrillero: mataré, y su sangre beberé; roja, espesa, sabrosa; guerrillero: mataré, y su sangre beberé”
“Uno salía con el ánimo como en sus mentes. A que uno tenía que llegar a dar muertes en combate. Era como algo que le metía a uno. En esa época que se presenta lo de ‘El Birno’, el general Montoya tenía una trayectoria total en la institución. Estamos hablando de un subteniente, un teniente o un capitán, hablamos que llegan con esa mentalidad. Un señor de estos hablando de esa forma por un programa radial queriendo que quería ver sangre, entonces imagínese cómo salimos formados”, añadió.
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Pensando en que tenían una especie de ideología, que se iba preparando desde la escuela, todo lo que hacían iba a ser tomado desde el marco de la legalidad, pero que todo iba orientado hacia las “dadas de baja” y cuestionó el por qué no se ordenaba, en otras situaciones, dar capturas de enemigos.
“Como veníamos con ese concepto de las escuelas de formación, de bañarnos en piscinas llenas de sangre, entonces se pregunta uno, dónde había cantos, donde tocaba capturar, no escuché nunca un canto militar que dijera que había que capturar personas”, señaló.
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De todas maneras, y mientras concluye la audiencia citada por la JEP, que inició este martes y duró más de 9 horas, y espera continuar en otra citación, reconoció que fue un error, que lo único que hizo fue ocasionar lesiones en todos los sentidos y en toda la sociedad colombiana, aún peor, desde la institucionalidad.
“Hoy en día sabemos que todo eso que ocurrió en esa época. Fue algo supremamente dañino, no solo para las víctimas, sino para la humanidad, para la institución y para el país, pero en esa época, por ese sistema que viene desde arriba, por el general Mario Montoya Uribe, sobre que la gente debía de dar resultados”, dijo
Sobre uno de los casos en los que Duarte tenía relación, relató que, bajo presiones del coronel Acosta, una joven víctima había sido ubicado en la ciudad de Villavicencio, y la ejecución extrajudicial, se dio como resultado después de una planeación en la que se ubican armas de una caleta, se evita que sea del departamento del Casanare, calificandolo como riesgoso, y por tal motivo, se llega al Meta con patrones de dificultades sociales.
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“De personas dependientes de estupefacientes, con problemas de antecedentes penales, que estuvieran alejados de casa y personas de la calle eran la generalidad; y se le pone la problemática de logística al Coronel Acosta. Para la siguiente operación, entra a funcionar esta logística por parte del comandante del batallón, a través de una camioneta y pone a trabajar al teniente César Augusto Cómbita, como comandante de esta parte de ir a Villavicencio, con dos miembros siempre de Cobra 2; con estos parámetros eran los encargados de traer estas personas. Lo que uno hacía era esperar en el lugar de los hechos y realizar la ejecución como tal”
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Dijo que, para entonces, el trabajo de dichas ejecuciones extrajudiciales se convertía en el escenario de pensar solo en resultados y rotuló como “un cuento de hadas”.
“En ese momento, cada uno, para poder cumplir esa orden del coronel, se mete como en el cuento de hadas, de que estaba uno dando una muerte en combate y que no estaba realizando una muerte ilegal. Eso era lo que pasaba, sumado a la presión del comandante del Ejército, los comandantes de Brigada, batallón y lo que estaba enmarcado, a lo que uno llegó que lo colocaran como comandante, que, si lo miramos hoy día, con un buen almuerzo, desde el escritorio, ya pensando en todo eso, decimos todo lo contrario”.
A oficiales del Batallón ‘Birno’, se les acusa de tener una gran responsabilidad en crímenes cometidos entre 2006 y 2007, y testimonios como el entregado por el entonces capitán Duarte, se asemejan a otros que reposan, incluso, en la justicia ordinaria, donde se permite ver lo que fuera un “modus operandi”, de acciones al margen de la ley y que relaciona al menos 39 ejecuciones extrajudiciales, pero serían más, pues algunos casos, estarían silenciados.
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Varios de los altos mandos de la zona tienen condenas, las acusaciones contra el general Montoya han sido certeras y se convierten en insumos para la determinación de sus conductas y su responsabilidad, que actualmente es evaluada en la Jurisdicción Especial para la Paz, y que, tras una audiencia adelantada en febrero pasado, dejó un manto de desasosiego en las víctimas por una falta de verdad y reconocimiento, por lo que incluso, se pidió al tribunal sea excluido y citen datos que han sido considerados como “alarmantes”.
Haciendo referencia a un informe del CTI de la Fiscalía, solo entre 2006 y 2008, se reportaron 6699 muertes en combate, con base en ese informe, alrededor del 34,5% de los hechos ocurridos en el primer año (743); 39,4 de los hechos en 2007 (1171); y 515 de 2008.
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El general Mario Montoya, hoy día no ha sido condenado y en la JEP, está vinculado y ha sido llamado a rendir versión y se estudia un nuevo llamado, a efectos de que contribuya al esclarecimiento de la verdad, pese a que, en la primera, negara responsabilidades, pues de acuerdo con las víctimas, uno de los lemas sería que “las baja no era un término maquiavélico, está en nuestros manuales”.
Eufemísticamente se ha pretendido argumentar por el versionado Montoya Uribe, que nunca fueron impartidas órdenes de causar muertes, que en los manuales se refieren a las bajas, a los resultados operacionales, buscando mediante tal propósito desligarse de su participación en la empresa criminal que había sido estructurada. A su vez, ha pretendido señalar que se garantizó un marco normativo para permitir la transparencia y limpieza de las operaciones militares, y contrarrestar las condiciones de inseguridad de todos los colombianos, insistiendo que todas sus órdenes fueron sujetas a la Constitución, al derecho operacional, al DIH y a los DDHH; en donde destaca que exigir resultados operacionales no es ilegal, pues bajas en combate significaría muertes si se toma el término peyorativo. Destaca a su vez, respecto de la existencia de instrucciones sobre la realización de ejecuciones extrajudiciales, que no existía ninguna
¿Quién dio la orden?
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En diálogo con BLU Radio, el abogado del general Mario Montoya, Andrés Garzón Roa, fue enfático en que el entonces comandante del Ejército, ha cumplido con todos los requerimientos que le ha hecho la JEP y la justicia ordinaria y que siempre ha estado presto a responder todos los cuestionamientos que se le han hecho.
“Dicen los peticionarios que, el general Montoya eufemísticamente habla de bajas, y que las bajas es un concepto distinto a la muerte, y que el general está tratando de confundir a la JEP; confunden los peticionarios a la JEP, cuando dicen que las bajas solamente hacen referencia a los muertos en combate (…) en la página del Ejército, en el glosario aparece lo que son bajas y eso corresponde a cuatro elementos: muertos, heridos, capturados y aún desertores”, dijo, al hacer referencia a la solicitud de expulsión que hizo un grupo de víctimas y sus apoderados, expresó que.
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Además, explicó que el juicio no se ha hecho, que hay una intención de anticiparlo, pues al contrario, Montoya ha manifestado en los tribunales lo que sucedió y que ha mostrado claramente cuáles fueron sus comunicaciones
“El general Montoya jamás dio una orden de hacer nada ilegal. Mucho menos instó a nadie de hacer algo ilegal”, añadió
“Ellos quieren anticipar un juicio, anticipar etapas que se quieren agotar. Respecto de la verdad, la dijo el general Montoya, y como le he demostrado, la verdad no la están diciendo ellos, confundiendo conceptos. Montoya ha dicho claramente lo que sucedió, ha mostrado claramente cuáles fueron sus comunicaciones”, señaló.
Dijo que son las interpretaciones de terceras personas, las que se han sacado a relucir, dice el abogado, para poder deducir “que el general Montoya dio la orden”. Además, agregó que las órdenes que el entonces comandante del Ejército dio, están en poder de la Fiscalía que fueron presentados en su momento y que se entregarán a la JEP.
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“El general Montoya jamás dio una orden de hacer nada ilegal. Mucho menos instó a nadie de hacer algo ilegal”, añadió
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