BLU Radio conoció las pruebas que tiene la Fiscalía contra Kevin Sebastián Hernández, Edwin Raúl Murcia, Edwin Guillermo Quiroz y Alexandra Castañeda, capturados como presuntos responsables de incinerar el CAI de la Aurora, en Bogotá, con 14 uniformados en su interior que resultaron gravemente lesionados.
El ente acusador cuenta con declaraciones de una patrullera que vivió el horror de la quema del CAI ese 4 de mayo, un vecino del sector que fue testigo de los hechos y videos grabados por ciudadanos que estaban en el lugar de los hechos, entre otros
Se trata de la declaración que rindió en la Fiscalía la patrullera Johanna Coral quien, además de estar al interior del CAI cuando este empezó a ser incendiando por parte de los manifestantes, fue golpeada brutalmente y hurtada cuando logró huir del lugar, a pesar de que tenía las manos en alto en señal de que estaba desarmada y que no quería violencia.
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“Gritaban écheles más, écheles gasolina. Producto de esto uno de mis compañeros el patrullero Jonathan Perdomo se estaba quemando en llamas, por este motivo utilizamos los extintores que había en el CAI, logramos apagar las llamas que lo cubrían, decidimos salir del CAI para suplicar por nuestras vidas, pero los manifestantes nos tenían bloqueada la puerta porque no podíamos abrirla, estábamos angustiados porque no llegaba apoyo que habíamos solicitado por radio. Además, producto de los incendios provocados por los manifestantes el interior del CAI estaba lleno de humo, haciendo que estuviéramos perdiendo la respiración cada vez más rápido y haciendo que nos sintiéramos asfixiados y/o ahogados, se notaba que la intensión de esta gente era matarnos, quemarnos vivos, dentro de las instalaciones policiales”, narró la patrullera al ente acusador.
Pero eso no es todo, cuando intentó huir del lugar fue golpeada sin piedad, al parecer, por algunos de los detenidos y también, le robaron sus pertenencias. Gracias al apoyo de la comunidad, según la patrullera, logró salvar su vida.
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“Escucha también que los vándalos que estaban afuera decían écheles más gasolina que el humo los hace salir como ratas, después de unos minutos unos compañeros lograron abrir la puerta del CAI, salimos con los brazos y manos arriba en señal de paz mostrando que estábamos desarmados, que no queríamos violencia, pero los manifestantes gritaban cójanlas, mátenlos, quémenlos y nos comenzaron a lanzar piedras y toda clase de objetos contundentes. Por este motivo salimos corriendo para salvar nuestras vidas y llegando a la parte trasera del CAI me caigo debido a los obstáculos, a los objetos que me estaban lanzando, en ese momento un grupo de manifestantes me golpearon con patadas y puños, me arrojaron piedras, donde recibí hematomas en la cara, piernas y brazos. Me sacaron el dinero en efectivo que tenía producto del salario mensual que me habían pagado hace unos días, el total de 400.000 pesos y me robaron el teléfono avaluado en 2 millones de pesos. Aun así, las personas que me auxiliaron me abrazaron, me halaban y gritaban que no me siguieran golpeando, ni haciendo más daño, que yo era una mujer, que tenía familia, de esta manera me fueron sacando del medio de los manifestantes hasta llegar a una vivienda del sector, me ingresaron ahí para protegerme de la multitud”, relató la patrullera Johanna Coral.
Además de lo que estaban viviendo, los uniformados se quedaron esperando a que llegara apoyo pues las vías de acceso al sector del CAI permanecían bloqueadas.
“La central de radio informó que el apoyo demoraba en llegar porque las vías de acceso a este lugar estaban bloqueadas por manifestantes, que aguantáramos lo más que pudiéramos, al tiempo que los manifestantes estaban pegándole a los vidrios blindados del CAI con rocas de gran tamaño y con varillas, así de esta manera duramos 25 minutos esperando el apoyo de nuestros compañeros sin poder hacer nada”, dice la declaración de la uniformada que recibió una incapacidad de 12 días por los traumatismos.
Pero su declaración no es la única prueba con la que cuenta la Fiscalía. El fiscal del caso leyó también la narración que hizo el pasado 24 de mayo Jhon Alejandro cubillos, un vecino de la comunidad de La Aurora que confirma lo dicho por la patrullera Johanna Coral. Según una entrevista que rindió ante el ente acusador, él fue testigo no solo de la quema del CAI si no de cómo golpearon a los policías que huyeron del lugar y de cómo robaron a la patrullera.
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“A uno les daban punta pie, puñetazos, de repente se caen varios policías entre ellos una mujer bajita, delgada, la cual fue arduamente golpeada y hasta robada sus pertenecías por una mujer y por Giovanny. A la mujer la apodan la pantera, su nombre es Jeimy, es delgada, tez trigueña, cabello negro con tatuajes en sus antebrazos (al parecer, sería la mujer capturada), yo vi cómo le robaban su celular y hasta sus elementos personales. Estas dos personas no solo le pegaron a la mujer policía si no a otros policías que se encontraban en el piso indefensos y les deban sin compasión alguna sin importarles que ellos gritaban que les respetaran la vida, junto con la comunidad ayudamos a esconder a muchos de los policías en sus casas”, dijo Cubillos en el ente acusador.
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En audiencia contra los cuatro capturados, el delegado del ente acusador mostró los videos que tienen en su poder que muestran cómo los manifestantes se ensañaron contra el CAI a pesar de que 14 uniformados se encontraban en su interior. El próximo martes, un juez de garantías de Bogotá decidirá si cree en las pruebas presentadas por la Fiscalía y los envía a la cárcel preventivamente por representar, según el ente acusador, un peligro para la comunidad.
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