Las pruebas presentadas por la Fiscalía, que incluyen videos de cámaras de seguridad, testimonios, mensajes de texto y elementos encontrados en el lugar de los hechos, fueron tomadas en cuenta por una jueza de control del Estado de México, que este martes vinculó a Allan Gil Romero, de 18 años, al proceso por el feminicidio de Ana María Serrano Céspedes , también de 18 años y sobrina del exministro de Hacienda José Manuel Restrepo , y dio un plazo de tres meses para concluir las investigaciones sobre este caso.
De acuerdo con las pruebas presentadas por la Fiscalía, Allan Gil Romero, que se encuentra en prisión preventiva desde el lunes, fue en tres ocasiones a la casa de Ana María Serrano el martes 12 de septiembre, día del asesinato. Ana María, estudiante de primer semestre de Medicina, se encontraba sola en México porque sus padres estaban en Roma celebrando su aniversario.
En las cámaras de seguridad del conjunto, ubicado en el Condado de Sayavedra, en el municipio de Atizapán de Zaragoza, que forma parte de la zona metropolitana de la Ciudad de México, quedó registrada una primera visita de Gil a las 3:55 de la madrugada, en carro gris modelo Kia Forte, que no tenía puestas las placas y llevaba puesto un tapabocas negro y una gorra azul marino.
Ese mismo martes, hacia la 1:00 de la tarde, Allan Gil regresa a la casa de Ana María por segunda vez, en el mismo carro y que a esa hora sí tenía las placas de circulación. En ese momento habló con la empleada doméstica, que le dijo que Ana María no estaba en la casa, por lo que el joven dijo que regresaría más tarde para entregarle un regalo.
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Y, por último, en las cámaras de seguridad quedó registrado un tercer ingreso antes de las 6:00 de la tarde. Habría sido en ese momento en el que Gil ingresó a la casa de Ana María y la habría golpeado y asfixiado hasta causarle la muerte, para luego intentar simular un suicidio.
Según Ximena Céspedes, madre de Ana María, su hija y Allan Gil eran compañeros de colegio desde hace varios años y habían sido novios durante un año y medio, hasta terminar su relación el pasado mes de junio y, a partir de allí, Allan comenzó a acosarla. Entre las pruebas presentadas por la Fiscalía, se muestra que Gil era “celoso, posesivo y no le gustaba que sacaran a bailar a Ana María o la invitaran a reuniones”.
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Los padres de Ana María entregaron a las autoridades una conversación en WhatsApp desde el celular de su hija, que se habría dado hacia las 6:30 de la tarde, y en el que identificaron un lenguaje distinto al que ella utilizaba y posteriormente un mensaje de despedida que los hizo sospechar.
Entre las pruebas también se encuentran capturas de pantalla de una conversación de Ana María con un amigo en el que le contaba “conductas intimidantes y agresivas” por parte de Allan Gil.
Finalmente, las autoridades encontraron en la escena del crimen un tapabocas negro y una cachucha azul marino; además, huellas dactilares dentro la casa y la habitación de Ana María que pertenecerían al joven de 18 años.
La joven tenía un golpe en la cabeza, pero, de acuerdo con la necropsia, murió por asfixia, por lo que se presume que fue atada con un cordón a una ventana, después de haber sido golpeada. De acuerdo con las autoridades, se estableció que Ana María falleció por asfixia mecánica debido a la “compresión extrínseca del cuello”.
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Con estas pruebas, sumados a antecedentes de violencia de género y acoso, se puede establecer que la joven fue víctima de feminicidio. Allan Gil se enfrenta a una pena de hasta 70 años de prisión en caso de ser encontrado culpable de feminicidio, y en los próximos días un juez decidirá si sigue vinculado al proceso.
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