El Tribunal Superior de Bogotá confirmó lacondena contra Amanda Azucena Castillo Cortés, exrectora del colegio de Sergio Urrego, como responsable de los delitos de falsa denuncia y ocultamiento, alteración o destrucción de elemento material probatorio. Sin embargo, la magistrada le bajó la pena dos años y la fijó en 8 años y 8 meses de prisión y en una multa de 500 SMMV. Además, le dio el beneficio de prisión domiciliaria.
Es preciso recordar que el 3 de mayo el juez 43 de conocimiento de Bogotála había condenado a 10 años y 8 meses de prisión y a una multa de 500 SMMV. En ese momento, juzgado le negó la posibilidad de prisión domiciliaria y ordenó su captura inmediata.
Tras conocerse la decisión, la Fiscalía y el apoderado de víctimas anunciaron que interpondrá el recurso extraordinario de casación con el que buscarán que la Corte Suprema de Justicia revise el caso y la condena.
Para la justicia, Castillo dirigió su voluntad con el fin de esconder los actos de discriminación que se estaban ejecutando en la institución alrededor de la relación afectiva entre Sergio Urrego y Danilo Pinzón.
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“A pesar de tener conocimiento de que la relación entre serio y Danilo Pinzón era libre y consentida, quiso interponer denuncia penal por acoso el 22 de julio del 2014. Es el mismo Danilo Pinzón, como víctima, quien señala: “considero que Amanda Azucena le entregó esos documentos para que puedan ser radicado como denuncia penal para sentirse tranquila de que la pareja homosexual de sus colegio se iba a mantener alejada y que no iba a molestarlos más”. Además, se advierte que con pleno conocimiento de la ilicitud de sus conductas dirigió su voluntad con el fin de esconder los actos de discriminación que se estaban ejecutando alrededor de la relación afectiva de Sergio y Danilo. Tales conductas deben calificarse como dolosas”, dijo el juez.
Asimismo, añadió que la extractora es un ejemplo de la deshumanización del sistema educativo y que su actuar llevó al suicidio del joven.
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“Fue el actuar desproporcionado, prejuicioso, discriminatorio en el que fue segregado solo debido a su orientación sexual y qué tal como se advierte en la pericia de autopsia psicológica la falsa denuncia fue el detonante para que Sergio, una mente brillante que con solo 16 años había aportado un pensamiento crítico e incluyente, decidiera quitarse la vida. Así las cosas, Amanda Azucena Castillo es un ejemplo claro de esa deshumanización del sistema educativo y es que la presión, el acoso, la humillación vivida por Sergio a su corta edad no puede repetirse en otro niño de este país. La labor fundamental de los establecimientos educativos es apoyar, fortalecer, guiar a los niños y adolescentes y transformar todas esas políticas y filosofías discriminatorias por encima del cumplimiento de unos resultados”, sentenció.
Con la sentencia, la Fiscalía demostró en juicio que, debido al rechazo y persecución de miembros de la institución educativa por su orientación sexual, el joven Urrego acabó con su vida, el 4 de agosto de 2014.
Algunos de los testigos de la Fiscalía que ayudaron a demostrar su teoría del caso fueron la entonces pareja de Urrego, Danilo Pinzón y los padres de él, quienes hablaron de la persecución y discriminación de la rectora, por su identidad sexual.
Incluso, aseguró Pinzón, a pesar de que nunca hubo acoso sexual por parte de Sergio Urrego -como lo aseguraban las directivas de la institución- y que la relación que sostuvieron fue consentida, Castillo obligó a sus padres a radicar un derecho de petición en cinco entidades, entre ellos el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y la comisaría de familia, en el que se denunciaba un falso acoso sexual en contra de Urrego.