En Madrid, desde las 22h00 locales (20h00 GMT) del viernes, los habitantes de la ciudad y nueve municipios aledaños sólo pueden salir de su localidad en determinados casos, como ir a trabajar o estudiar, acudir al médico y atender a personas dependientes.
La decisión se aplica después de un intenso rifirrafe entre las autoridades del gobierno central de izquierdas y las que dirigen la comunidad de Madrid, de talante conservador, que se oponían a estas restricciones debido sobre todo a sus consecuencias económicas.
Las medidas quieren frenar el avance del virus en Madrid, que es "de extraordinaria gravedad", según el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez.
España ha registrado hasta el momento 790.000 contagios y más de 32.000 fallecidos por COVID-19 y Madrid concentra un tercio de estas cifras. En la región se han registrado 500 casos por cada 100.000 habitantes en las dos últimas semanas.
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Pero su aplicación es complicada. Los habitantes de estas zonas no están confinados en sus casas y podrán moverse libremente dentro de sus municipios. Además, según los expertos, estas medidas llegan tarde y son insuficientes.
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Los contagios también aumentan vertiginosamente en otros países como Reino Unido o Francia. En París, si las cifras no cambian, el gobierno probablemente decidirá el lunes dar un paso adelante en las restricciones y cerrar todos los bares y restaurantes.
En Alemania, los ciudadanos que se oponen a las restricciones por coronavirus organizaron el sábado una gran cadena humana en el lago de Constanza, fronterizo con Austria y Suiza, con el objetivo de juntar suficientes personas para llegar a los límites de estos dos países.
En Italia, uno de los países más castigados por la primera ola del virus pero que por ahora se libra de los preocupantes rebrotes, elpapa Francisco realizará este sábado su primera salida de Roma en siete meses para visitar la ciudad de Asís, donde nació San Francisco, y firmar su tercera encíclica dedicada a la "fraternidad".