Brasil se convirtió este jueves en el primer país de Latinoamérica en recibir un lote de vacunas contra la COVID-19, una enfermedad que ha vuelto a encender las alertas en el gigante suramericano tras la aceleración del virus en las últimas semanas.
Las primeras 120.000 dosis del antígeno, que todavía se encuentran en la última fase de pruebas, llegaron a Sao Paulo, después de que el Gobierno regional cerró un acuerdo con el laboratorio chino Sinovac tanto para la importación de una parte de las vacunas como para la transferencia de la tecnología para su desarrollo por parte del Instituto Butantan.
El experimento ya comenzó a ser testado en 13.000 voluntarios en el estado de Sao Paulo, la región con más casos y muertes por coronavirus de todo Brasil, y según los primeros resultados la vacuna tiene capacidad de producir una respuesta inmune en el organismo 28 días después de su aplicación en el 97 % de los casos.
Los ensayos clínicos de la llamada "Coronavac" se encuentran en fase final y, una vez concluidos, deberán ser sometidos a evaluación de las autoridades sanitarias para registro y posterior uso en campañas de inmunización contra el coronavirus, lo que las autoridades de Sao Paulo creen que podría ocurrir a comienzos del próximo año.
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"En los próximos 40 días tendremos 46 millones de dosis -equivalentes a toda la población de dicha región- de esta vacuna", celebró el gobernador del estado de Sao Paulo, Joao Doria, principal promotor de la "Coronavac" en Brasil.
Además de la adquisición de la Sinovac por parte de Sao Paulo, el Ministerio de Salud ha firmado un convenio con la empresa AstraZeneca y la Universidad de Oxford, mediante el cual permitió experimentar en el país la vacuna que desarrollan, de la cual ya adquirió 100 millones de dosis por adelantado pero que todavía no han llegado al país.
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En Brasil también se prueban las fórmulas desarrolladas por la multinacional Johnson & Johnson y el consorcio BioNTech (Alemania) y Wyeth/Pfizer (Estados Unidos).
"CORONAVAC", CENTRO DE DISPUTAS POLÍTICAS
Antes incluso del inicio de la vacunación, el antídoto del laboratorio Sinovac se ha convertido ya en el centro de una disputa política entre el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro , líder de una negacionista ultraderecha, y Doria.
Antiguos aliados y actuales rivales con aspiraciones para las elecciones presidenciales de 2022, Bolsonaro y Doria son las caras más visibles y antagónicas de la pandemia en Brasil, donde la COVID-19 deja ya cerca de 168.000 muertos y alrededor de 6 millones de contagios.
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Las diferencias entre los gobernantes sobre la gestión de la crisis sanitaria se acentuaron con las expectativas sobre la llegada del antígeno y el desdeño de Bolsonaro hacia la "Coronavac", a la que llegó a calificar de forma despectiva como la "vacuna de Doria" y sobre la cual avisó que "no será comprada" por su Gobierno.
La cuerda entre ambos mandatarios se tensó todavía más la semana pasada, cuando Bolsonaro celebró el parón momentáneo de los ensayos clínicos tras la muerte de un voluntario por razones no relacionadas con la vacuna.
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La decisión de la suspensión fue recibida con indignación por el Instituto Butantan y, tras un duro cruce de acusaciones, la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa, regulador) autorizó retomar los ensayos y liberar la importación de seis millones de dosis, cuyo primer lote llegó este jueves.
"Es un momento crucial en la vida del país. No podemos perder tiempo con burocracia o discusiones inútiles de orden político o ideológico", recalcó hoy Doria durante una rueda de prensa.
LA PANDEMIA ACELERA EN BRASIL
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Sin haber dejado todavía atrás la primera ola de la pandemia, Brasil ha comenzado a registrar una tendencia al alza en el número de casos y muertes tras el leve descenso de los últimos meses.
"La tendencia decreciente dejó de existir. Se estabilizó y ahora está subiendo de nuevo. Es como el avión que iba a aterrizar y arremete", explicó a Efe el infectólogo Paulo Andrade Lotufo.
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El "recrudecimiento" de la pandemia, el cual coincide con la cada vez mayor vuelta a la normalidad en Brasil, ha incrementado la presión hospitalaria en diversas regiones del país, entre ellas en Sao Paulo.
Las autoridades sanitarias del estado explicaron hoy que la ocupación de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) se encuentran en 43 %, frente al 20 % de hace algunas semanas pero por debajo del 95 % registrado en el auge de la pandemia, entre los meses de abril y mayo.
Como medida de prevención, fue decretado que sean canceladas todas las cirugías no electivas en los hospitales de Sao Paulo y que se mantengan todas las camas dedicadas al tratamiento del coronavirus.
En el municipio de Sao Paulo, el más poblado de Brasil con 12 millones de habitantes, la ocupación es la mayor desde agosto, pero el alcalde, Bruno Covas, quien busca la reelección en la segunda vuelta de las municipales del 29 de noviembre, insistió en que la situación sigue siendo "estable".
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Pese al alza de los números, tanto el Gobierno regional como el municipal han descartado endurecer las medidas de distanciamiento social, las cuales comenzaron a ser flexibilizadas el pasado mes de junio y han permitido la reapertura de bares, restaurantes y comercios.