Cinco años después de la firma del Acuerdo de Paz entre el Gobierno Nacional y las Farc, la violencia en el departamento del Cauca está igual, o tal vez peor. Poblaciones como Cajibío, Corinto, Miranda, Caloto, Toribio, Argelia y el Tambo, entre otras, continúan viviendo bajo el asecho de grupos armados ilegales.
Para muchos habitantes del Cauca, como la lideresa del municipio de Corinto Esperanza Jiménez, el conflicto armado se recrudeció en el departamento porque el Acuerdo de Paz no se cumplió.
“Si esos acuerdos se hubieran cumplido no estaríamos en el Cauca y muchos otros territorios viviendo una guerra sin cuartel, una guerra que ha dejado muchos asesinatos y líderes sociales como yo amenazados”, aseguró la señora Jiménez.
Tras la desmovilización de las Farc , en el Cauca surgieron otros grupos armados, más sanguinarios y despiadados, sin ideología y violadores de todos los derechos humanos. Según el docente y analista del conflicto en esa región, Walter Aldana, esos nuevos grupos se dedican principalmente al narcotráfico.
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“Hay más de 10 grupos armados en el departamento del Cauca que han venido ubicándose en cinco zonas territoriales y es por ello no se ha podido cimentar el proceso de paz”, explicó el académico.
En cinco años, los cultivos ilícitos en el Cauca se han multiplicado y hoy la erradicación manual de las matas de coca se ha hecho imposible para los militares que constantemente son retenidos y desarmados por comunidades que viven de esa actividad ilegal.
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La principal razón de este fenómeno es un mal planificado e ineficiente plan de sustitución de cultivos ilícitos que nunca benefició a quienes sembraban alimentos, pero tampoco a quienes intentaron dejar la siembra de coca. El defensor de derechos humanos , Deivin Hurtado, aseguró: “Muchos campesinos querían sustituir estos cultivos, pero por el engaño del gobierno, estos campesinos que arrancaron sus matas se vieron después con las deudas encima al no recibir el pago prometido”.
La mayor parte de las vías rurales que conectan las montañas del Cauca con el mar pacífico hoy son controladas por disidencias de guerrillas y bandas criminales que cobran por cada gramo de cocaína que sale de la zona, según un líder social que pidió no revelar su nombre, dejando utilidades hasta de $20.000 millones al año para cada uno de estos grupos ilegales.
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En el municipio que no se siembra coca, se cultiva marihuana. Esperanza Jiménez dice que en poblaciones como Corinto los campesinos hoy no encuentran una actividad más rentable que esa.
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Otro líder social manifestó que en muchas poblaciones del Cauca los alcaldes amenazados tienen que consultar antes de tomar decisiones a los cabecillas de los frentes Carlos Patiño, Jaime Martínez y Dagoberto Ramos para mencionar sólo a tres de los grupos que siembran terror para ejercer el control territorial.
Esos grupos hoy no tiene relación con las desmovilizadas Farc como lo aclaró quien fuera el jefe de esa guerrilla en región, Pablo Catatumbo. El congresista del partido Comunes en un reciente encuentro con la Comisión de la Verdad en Caldono aprovechó para pedir perdón a los caucanos.
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Al narcotráfico se suman otros males como la minería ilegal en Suarez, Buenos Aires y otros municipios del norte del departamento y la disputa de las comunidades indígenas por las tierras más fértiles de la región.
A pesar de todo esto los habitantes del Cauca no pierden la esperanza de que algún llegue la paz, el progreso y el desarrollo a su territorio.
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