De Anitta a Beyoncé, pasando por exposiciones y residencias artísticas, el funk salió de las favelas cariocas para convertirse en un fenómeno global. Aunque en Brasil los prejuicios aún persisten.
En Brasil, el funk es una fuente de orgullo para las comunidades de favelas, pero aún enfrenta prejuicios y estigmatización.
Proyectos como #estudeofunk buscan profesionalizar el arte del funk y brindar oportunidades económicas a jóvenes talentos de las favelas.
El Museo de Arte de Río ha reconocido al funk como un fenómeno cultural importante, destacando su papel en la libertad sexual y la autogestión.
A pesar de su popularidad global, en Brasil los bailes funk enfrentan restricciones y persecución policial, lo que refleja prejuicios sociales y racismo.
El funk refleja la vida cotidiana de las favelas, pero también aborda temas de violencia debido a su contexto de convivencia con el narcotráfico.
A pesar de los desafíos, el funk sigue floreciendo y reinventándose, resistiendo la represión y manteniendo su relevancia cultural.
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