Cuatro mujeres, en representación de cuatro valquirias, bajan por los pasillos de uno de los teatros más grandes Bogotá hasta llegar al escenario donde, completamente desnudas, montan la música de Richard Wagner en una cita en la que lo pulcro y lo monstruoso se encuentran para celebrar el erotismo del Festival Internacional de Artes Eróticas.
Precisamente esa es la premisa del Festival Internacional de Artes Eróticas (Aefest), que este año tiene una agenda desdoblada con una primera parte celebrada en Medellín mientras el colofón final se da en Bogotá, de la mano de Instituto Distrital de las Artes (Idartes), del que la obra La Wagner del argentino Pablo Rotemberg ha hecho parte.
"Lo pulcro y lo monstruoso: una mirada al erotismo" es el lema bajo el que del 10 al 14 de agosto Bogotá será la capital internacional del erotismo para hablar sobre sexualidad, erotismo y diversidad desde la estética con obras de teatro, representaciones, conversatorios, talleres y charlas que buscan aproximarse a una de las mayores fascinaciones de los humanos desde el principio de los tiempos: el erotismo.
Y eso trata de hacer una de las obras invitadas de esta edición. Estrenada en 2013 en Buenos Aires, La Wagner lleva casi 10 años subiéndose a los escenarios de muchos países latinoamericanos y europeos para poner ante los ojos de los espectadores la violencia, el erotismo, la pornografía y otros estereotipos de la feminidad.
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Una puesta en escena en la que no hacen falta nada más que cuatro sillas y un juego de luces entre tenebroso y celestial marcan el ritmo escénico de La Wagner, en la que la música del compositor alemán es la principal protagonista a la que las artistas sobre la tarima intentan representar.
A veces con violencia, a veces con incomodidad, las cuatro argentinas (Ayelén Clavin, Carla Di Grazia, Bárbara Alonso y Carla Rímola) que se subieron al escenario del Teatro Jorge Eliécer Gaitán y que tendrán una segunda representación en el teatro Ensueño, en el sur de la capital colombiana, pusieron al público en pie en una ovación.
Rotemberg eligió a Wagner para crear una obra, algo que sabía que no sería fácil, sino más bien complejo, cuenta en su primera vez en Bogotá. Además se enfrentaba a lo que él consideraba un reto: trabajar con los cuerpos de mujeres, tomar su cuerpo como "un objeto de investigación y de estudio".
Escuche el podcast Historias detrás de la historia:
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