En una entrevista para Blu Radio, Carlos Maldonado, entrenador y maestro de programación neurolingüística, habló de la diferencia entre disciplina y gusto. Explicó que el cerebro humano tiende a evitar el esfuerzo, lo que significa que las actividades repetitivas requieren menos energía mental. Por lo tanto, cuando se realiza algo simplemente porque "toca" o "hay que hacerlo", se activan sentimientos de obligación, que pueden llevar a la deserción de metas, como lo demuestra el fenómeno de los gimnasios llenos en enero y vacíos en febrero.
La necesidad de opciones
Carlos señala que la falta de alternativas puede conducir a la falta de motivación, y en lugar de imponer disciplina, cuando enseñamos a los niños a disfrutar actividades, se sienten y empoderados. Por ejemplo
, en lugar de decirles que deben ser los mejores, se les puede incentivar a divertirse y aprender. Si ofrecen opciones y les permiten elegir el camino que les parece más atractivo, estarán más dispuestos a comprometerse y a repetir esas acciones.
Transformar la obligación en pasión
El experto sugiere que busquen maneras de hacer más placenteras las tareas que requieren esfuerzo. Por ejemplo, estudiar en un ambiente agradable o realizar tareas cotidianas con música puede hacer una gran diferencia en la percepción de la actividad.
"Para aquellos que luchan con el hábito de la disciplina, la recomendación es sencilla: busquen la manera de disfrutar lo que hacen. Ya sea convirtiendo el deporte en un juego, o las matemáticas en un desafío interesante"
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