En los últimos años, los comerciales de casas de apuestas han inundado la televisión, la radio y las redes sociales. Estos anuncios, que prometen ganancias rápidas y diversión, captaron a miles de personas, entre ellas, Juan Sebastián Buitrago, un joven abogado que pasó de ser un profesional exitoso a perderlo todo debido a la ludopatía.
Juan Sebastián compartió su historia con María Elvira Arango en el podcast de Bumbox Qué Locura, donde describió cómo las apuestas transformaron su vida, llevándolo al borde del suicidio.
El inicio de una adicción
En 2018, la vida de Juan Sebastián parecía ideal. Había fundado una firma de abogados y gozaba de una estabilidad económica. Fue entonces cuando un amigo le habló sobre las apuestas deportivas. “Me pareció interesante estudiarlas porque eran algo novedoso”, comentó. Sin embargo, lo que comenzó como curiosidad profesional se convirtió en un pasatiempo que rápidamente se transformó en una adicción.
El joven depositó sus primeros $10.000 sin imaginar que esa pequeña inversión sería el inicio de un espiral sin retorno. “Nunca pensé en la ludopatía ni en los riesgos. Todo parecía positivo en esas páginas. El marketing era muy agresivo”, recordó.
Pronto, los pequeños montos crecieron exponencialmente. Las apuestas iniciales de fútbol se extendieron a otros deportes como tenis y voleibol. Juan Sebastián pasó de ganar pequeñas sumas a perder grandes cantidades, pero siempre mantenía la esperanza de recuperarlo todo con la siguiente jugada.
La trampa del marketing y el aislamiento social
El bombardeo constante de correos, promociones y bonos por parte de las casas de apuestas fomentó aún más su compulsión. Para 2021, ya apostaba más de $12 millones al mes, lo que lo llevó a pedir dinero prestado a amigos, mentirles y recurrir incluso a prestamistas gota a gota.
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“La ludopatía me aisló completamente. Mi vida giraba en torno a conseguir dinero para apostar. Perdí amigos, la confianza de mi pareja y casi mi vida”, confesó. Durante la pandemia, cuando los deportes se detuvieron, encontró alternativas en los eSports y el tenis de mesa, pero el vacío emocional y económico que sentía solo se agravó.
El momento más oscuro
La adicción de Juan Sebastián alcanzó su punto crítico cuando intentó quitarse la vida. “Había planeado todo. Me colgué, pero algo inexplicable ocurrió: el acero que sostenía la cuerda se rompió”, relató. Ese episodio lo llevó a abrirse con su familia y buscar ayuda profesional.
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Tras su intento de suicidio, Juan Sebastián ingresó a la Fundación Reinicio, un centro especializado en rehabilitación de adicciones. Allí comenzó un proceso de aceptación y recuperación que incluyó terapia individual, apoyo familiar y la reconexión con su espiritualidad.
“Descubrí que mi adicción no solo era por el juego, sino por la necesidad de aprobación. Convertí la ludopatía en mi manera de sostener un estilo de vida que realmente no era necesario”, reflexionó.
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La recuperación: un camino difícil pero esperanzador
Con el tiempo, Juan Sebastián logró salir adelante. Aunque aún enfrenta deudas, ha recuperado parte de su estabilidad emocional y trabaja en reconstruir su vida. Ahora dedica tiempo a ayudar a otros en situaciones similares, compartiendo su experiencia en la Fundación Reinicio.
“Estoy vivo, dando la cara y pagando mis deudas. Aprendí que no necesito lo material para sentirme pleno. Estoy mucho mejor que hace un tiempo”, afirmó con optimismo.
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El impacto de las apuestas en línea
La historia de Juan Sebastián es un recordatorio del peligro de las apuestas en línea y su relación con la salud mental. Según Camila Martínez, terapeuta de adicciones y directora de Reinicio, “la ludopatía altera profundamente el comportamiento. Las personas se aíslan, se vuelven irritables y pierden el control financiero”.
Además, la falta de regulación sobre estas plataformas en países como Colombia deja a miles de personas vulnerables. La necesidad de generar conciencia sobre los riesgos asociados y ofrecer espacios seguros de ayuda resulta fundamental para combatir esta problemática.
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La historia de Juan Sebastián no solo es un testimonio de lucha y superación, sino también una advertencia sobre los peligros ocultos detrás de la industria de las apuestas en línea.