La lista de efectos negativos del salario mínimo es tan larga que una investigación del Banco de la República sugiere que es hora de que el país piense en modificar esa política.
Según el texto, los aumentos significativos del salario mínimo aumentan la destrucción de puestos de trabajo y evitan que se creen nuevos. Además aumentan la informalidad y generan impactos negativos entre los hogares más pobres, por ejemplo, elevan la probabilidad de estar por debajo de la línea de pobreza monetaria.
Además hay otros efectos agregados: el gobierno tiene más problemas para pagar las pensiones y los salarios, se reduce la inversión y el consumo y sube el costo de vida.
“Mediante un diálogo amplio y bien estructurado, el país debería modificar la implementación de la política de salario mínimo y rediseñar la formación para el trabajo de forma que nos permita incrementar la productividad laboral”, dicen los investigadores.
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El texto indica que hay un desbalance entre la productividad de los trabajadores menos calificados y el salario mínimo y mientras eso no se corrija el mercado laboral seguirá siendo ‘rígido’ y no tendrá cómo responder a fenómenos como la robotización.
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“Aunque probablemente el salario mínimo no es la única causa de los problemas de desempleo e informalidad que agobian al país, sí puede estar contribuyendo a hacerlos más graves”, agrega.
Hoy el salario mínimo en Colombia equivale al 90 % del salario mediano cuando en los países de la OCDE esa cifra es del 50 %.
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