Volante ofensivo de talento superlativo, Kaká creció en el Sao Paulo, club en el que estaba cuando ganó el Mundial en 2002 en una escuadra liderada por Ronaldo y Ronaldinho, y saltó a la fama en el Milan, formando un ataque de leyenda junto al delantero ucraniano Andriy Shevchenko, con el que ganó la Liga de Campeones en el 2007 al batir 2-1 en la final al Liverpool.
Ese título le valió el Balón de Oro de ese año y su fichaje posterior por el Real Madrid en 2009, club en el que aterrizó en el regreso de Florentino Pérez a la presidencia y donde lo hizo como uno de sus nuevos "galácticos". Pero nunca cumplió con las expectativas debido, en gran parte, a numerosas y recurrentes lesiones.
"No fue lo que esperaba", reconoció a Globo sobre su paso por el club blanco, queacabó abruptamente en 2013 después de convertirse en suplente habitual en el conjunto de la capital de España.
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A partir de ese momento, su carrera lo devolvió al Milan y al Sao Paulo y acabó marchándose al recién fundado Orlando City en 2015, club del que es autor del primer gol de su historia.
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En noviembre se especuló con su posible marcha al Guizhou Hengfeng Zhicheng de la liga china pero el brasileño prefirió finalmente optar por la retirada.
"El hecho de haber tenido éxito como futbolista profesional no significa que vaya a tener éxito como mánager. Así que quiero prepararme para esto a partir de ahora, estudiar, continuar, estar cerca de algunos equipos, especialmente de aquellos en los que he jugado", subrayó.