"272 fallecidos, seguramente el número (de fallecidos) aumentará y probablemente en forma considerable", advirtió el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, quien regresó a Ecuador tras una visita de más de una semana a Estados Unidos y el Vaticano. (Lea también: Un colombiano entre las víctimas fatales por terremoto en Ecuador )
"Hay todavía muchísimos cadáveres entre los escombros", advirtió, al cifrar la cantidad de heridos en 2.068.
Publicidad
El anterior balance por el sismo de 7,8 de magnitud había sido de 246 muertos y 2557 heridos.
"Son momentos sumamente difíciles, la tragedia más grande de los ultimos 67 años, sólo superada por el terremoto de 1949 en Ambato (centro)", agregó. (Lea también: Colombia envía ayudas y más de 60 rescatistas a territorio ecuatoriano
)
Publicidad
En Pedernales, una pequeña localidad con playas sobre el Pacífico y fuerte actividad turística, epicentro del sismo ocurrido el sábado, las calles daban la sensación de una zona de guerra, con casas reducidas a escombros, hoteles derruidos y postes de luz sobre el asfalto.
Fuerzas de seguridad patrullaban las calles. Muchos se acercaban al estadio, donde la Cruz Roja y el Ejército instalaron una carpa de atención a los heridos y recepción de cuerpos.
Al ponerse el sol, los trabajos de búsqueda se volvían más árduos, pero los voluntarios de la Cruz Roja no cesan en su empeño.
"Hay desaparecidos, incluso voluntarios de la Cruz Roja que no se han presentado para esta jornada y cuyas casas han sido afectadas por el terremoto", explicó a la AFP Byron Aguilar, coordinador de voluntariado de la Cruz Roja en la zona.
"Necesitamos medicinas, necesitamos agua, necesitamos víveres para ayudar a la gente", dijo a periodistas el alcalde Gabriel Alcívar.
Imágenes similares de devastación se podían ver en otras zonas, como en Portoviejo, unos 180 km al sur, una de las más afectadas por el sismo que impactó el sábado la costa de Ecuador y fue sentido también en Colombia y Perú.
La gente caminaba por la mitad de la calle con miedo a que colapsaran las casas aún en pie. En el aire empezaba a sentirse la descomposición de los cadáveres atrapados.
"Todo fue así tan rapido, no nos dio tiempo a nada. Le dije a mi esposa: 'sal con los niños' y ya no se pudo. Empezaron a caer esas paredes, como usted puede ver ahí. Tuvimos que refugiarnos en una esquinita, bajo un mueble", contó el peluquero Fernando Chávez.
El terremoto de magnitud 7,8 -el más fuerte desde 1979- tuvo una duración de aproximadamente un minuto y afectó sobre todo a seis provincias de la costa ecuatoriana, de sur a norte.