Lejos de la alegría parisina, el resto de Europa ve en el fichaje de Lionel Messi el símbolo de un incremento de la desigualdad y se preocupa por la hegemonía financiera del París Saint-Germain en un mercado desregulado "que beneficia a los más fuertes".
Mientras Francia se impacienta por ver a su nueva joya compitiendo en la Ligue 1, el resto del Viejo Continente mantiene las formas.
Especialmente en Inglaterra, donde muchos titulares en la prensa señalan este miércoles el carácter "descabellado" de esta bomba en el mercado de fútbol.
"¿Cómo es posible que el mejor jugador de su generación no tenga el control de su carrera?", se sorprende The Guardian. "Quizá" porque Messi fue "lo último puro y bueno en un mundo de transacciones y fraude", añade el diario, desilusionado.
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"¿Cuándo van a decidir la FIFA y la UEFA regular claramente la cuestión de si un Estado puede ser propietario de un club de fútbol?", se pregunta de su lado el Corriere dello Sport italiano, mientras que en España, El Mundo, en alusión al lema del Barça ("mes que un club"), se inclina por la ironía: "El PSG, más que un club: el brazo deportivo de Catar".
'Fair play' financiero relajado
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El PSG y sus ricos propietarios cataríes (QSI) están en el ojo del huracán, después de las sucesivas incorporaciones de Sergio Ramos, Achraf Hakimi, Georginio Wijnaldum, Gianluigi Donnarumma y Messi, casi todas gratis al haber terminado contrato, pero cuyos salarios elevados -Messi cobrará unos 40 millones de euros anuales netos, según la prensa- generan interrogantes, en un contexto de relajación del 'fair play' financiero (FPF).
Este mecanismo europeo que busca impedir a los clubes gastar más de lo que ganan fue relajado después de la irrupción de la pandemia, dejando más margen a los grandes clubes, a la espera de una "reforma" prometida por la UEFA.
"Lo que la UEFA quería evitar finalmente sucedió de todos modos" apunta a la AFP Raffaele Poli, responsable del Observatorio del Fútbol en el CIES de Neuchâtel (Suiza). "Esta crisis sanitaria ha empujado todavía más hacia eso, hacia una desregulación del mercado que beneficia a los más fuertes, a aquellos que tienen capital que les permite invertir".
Bloqueado por unas enormes dificultades financieras y un reglamento de LaLiga menos flexible que en Francia en lo referente a las masas salariales, el FC Barcelona ha tenido que abandonar a su superestrella a pesar del acuerdo que tenía con el jugador, quien aseguró que había aceptado bajarse a la mitad su salario.
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¿Anticompetitivo?
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Y cuando ha habido que encontrar un candidato para el futuro de la 'Pulga', el PSG ha comparecido en apenas unas horas. "Todo ha ido muy rápido", reconoció Messi este miércoles.
"Nosotros siempre seguimos el FPF desde el primer día", se defendió este miércoles el presidente del PSG, Nasser Al Khelaifi. "Antes de hacer cualquier cosa siempre consultamos todo con nuestros abogados. Tenemos la capacidad de fichar a Messi según el FPF y siempre seguiremos las reglas".
Pero algunos grandes clubes europeos fruncen el ceño, denunciando una "práctica anticompetitiva", como Oliver Kahn, exarquero del Bayern de Múnich y ahora dirigente en el equipo bávaro.
"Me gustan todos los jugadores (del PSG). La cuestión será saber si eso funcionará, si eso se armonizará", señaló el martes, asegurando que el Bayern siempre había logrado "equilibrar esa desventaja de competencia".
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¿Bastará el culebrón de Messi como alerta para hacer reaccionar a las instancias del fútbol?
No es seguro. "No quieren impedir a los accionistas de los clubes inyectar dinero cuando algunos equipos están al borde de la quiebra", comenta Raffaele Poli, señalando a su vez que el PSG y Al Khelaifi fueron los principales partidarios de la UEFA para retar a los doces clubes rebeldes que intentaron crear una Superliga cerrada en primavera.
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"El déficit operacional del PSG no tiene absolutamente comparación con el resto de clubes europeos estos últimos años", declara. "Si eso no les ha impedido participar en las competiciones en el pasado, no será ahora" cuando va a empezar.