Las exigentes temporadas en Europa hicieron estragos en futbolistas que llegan con la lengua afuera a la inédita Copa América que celebra en Estados Unidos el centenario de la primera edición del torneo continental.
El colombiano Oscar Murillo (Pachuca, México), el volante argentino Lucas Biglia (Lazio, Italia), el uruguayo Cristian 'Cebolla' Rodríguez (Independiente, Argentina), los brasileños Rafinha (FC Barcelona) y el arquero del Benfica Ederson son las últimas bajas reportadas.
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Suárez, el goleador de Europa, sigue siendo un interrogante y su compañero y estrella del Barcelona, Lio Messi, está en tratamiento por un golpe que recibió en una costilla en un amistoso con Honduras la semana pasada.
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La famosa MSN culé está rengueando y su tercer miembro, el brasileño Neymar, directamente no va a la Copa América, reservado a los Juegos Olímpicos de Rio de janeiro-2016 para intentar celebrar en el Maracaná lo que la seleçao no pudo lograr en sus dos Mundiales (1950 y 2014).
Y pese a que el anfitrión, Estados Unidos, dará el puntapié inicial ante Colombia con la esperanza de hacerse un lugar entre las selecciones encumbradas del continente, por ahora el torneo pasa desapercibido para el público deportivo local, que está más pendiente por la final de la NBA entre los Golden State Warriors y Cleveland Cavs, que por las peripecias de Messi, James Rodríguez o Edinson Cavani.
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Sin embargo, el técnico de Estados Unidos, el alemán Jürgen Klinsmann, sabe que es ahora o tal vez nunca: Brasil tiene la mente puesta en Rio y a Uruguay, máximo ganador del certamen con 15 títulos, le fastidia esta edición.
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En el horizonte aparecen como rivales de riesgo Argentina con su sequía de 23 años y México, que parece más anfitrión que Estados Unidos y tiene un conjunto compacto a la medida del colombiano Juan Carlos Osorio.
"La Copa América es una oportunidad única en la vida", afirmó Klinsmann. "El mundo nos mira como un potencial aspirante a organizar la Copa del Mundo del 2026", agregó el DT germano.
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Será clave el debut ante Colombia, el otro gran favorito del Grupo A que está inmerso en un proceso de recambio cuyo liderazgo el orientador argentino José Pekerman dejó en manos del creativo James Rodríguez, aunque apagado en el Real Madrid y sin jugar un solo minuto en la final de la Champions League ante el Atlético de Madrid.
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Pero nadie se debe descuidar en una llave pareja en la que Costa Rica de todos modos se puso un escalón abajo tras la lesión del portero Navas, otro flamante campeón de la Champions, y con Paraguay, que también está en recambio con un orientador como el argentino Ramón Díaz que conoce casi todas las triquiñuelas.
Afuera Neymar, Brasil ha erigido como líder al volante de marca Casemiro, otro de los latinoamericanos que levantó la undécima orejona para el Real y destacado en todo el proceso de Zinedine Zidane por haber sido el factor equilibrio en un equipo que lucía descompensado.
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Pero su primer rival el sábado en Pasadena (California), será Ecuador que comparte con Uruguay la cima de la clasificatoria sudamericana a Rusia-2018, aunque para el torneo en Estados Unidos perdió a su goleador Felipe Caicedo (Español de Barcelona) por lesión.
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México ve una buena oportunidad para un certamen continental en la que casi siempre jugó con equipos alternativos para priorizar la Copa Oro de la Concacaf.
Además del apoyo mayoritario que tendrá el Tri, algunas de sus estrellas como Javier 'Chicharito' Hernández están en un alto nivel. Es el envión que necesitan los mexicanos para salir del letargo internacional y apuntar, por fin, el famoso quinto partido (cuartos de final) en un Mundial que le es esquivo desde Estados Unidos-1994.
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Uruguay con Suárez en una pierna y la dupla central Diego Godín-José María Giménez en caída anímica tras perder con el Atlético la final de la Champions, apelará a su mística histórica en Copa América para sacar rédito en una edición que al veterano orientador Oscar Tabárez no le cae en gracia.
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Jamaica y Venezuela son las cenicientas del Grupo C pero, si hay un ganador en el duelo de debut entre ellos el domingo en Chicago, podría armarse un gran lío en caso que arañen puntos a sus encumbrados rivales.
Argentina llega a Estados Unidos con la pesada carga de 23 años de frustraciones. Puede ser el momento para olvidar rápido las frustraciones en las finales del Mundial-2014 y en la Copa América-2015 ante el anfitrión Chile, su rival el lunes próximo en el inicio del Grupo D.
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La albiceleste, con Messi entre algodones, carga además con un desbarajuste institucional ante la posibilidad de que la Asociación del Fútbol Argentino sea intervenida por el gobierno.
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Enfrente tendrá a un Chile que debe redoblar esfuerzos para, en apenas un año, defender la primera corona continental en su historia, que ganó en 2015 en casa ante su adversario del 6 de junio.
El argentino Juan Antonio Pizzi tomó la posta tras la renuncia de su compatriota Jorge Sampaoli, el artífice de la generación dorada que comandan el volante Arturo Vidal (Bayern Múnich) y Alexis Sánchez (Arsenal).
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Panamá y Bolivia esperan un desliz de argentinos y chilenos para ver si pueden meter una cuña entre los amplios favoritos del Grupo D.