Los All Blacks aceptaron este jueves congelar un 50% de sus ingresos debido al parón de las competiciones provocado por la pandemia del coronavirus, un gesto que podrían pronto imitar sus vecinos australianos.
La Federación Neozelandesa de Rugby (NZR) y el sindicato de jugadores (NZRPA) llegaron a un acuerdo para congelar una suma de 25 millones de dólares neozelandeses (15 millones de dólares estadounidenses), correspondientes a la mitad de los ingresos (salarios de base, primas...) que quedan por percibir los jugadores de aquí a fin de año.
El acuerdo concierne a todos los jugadores del Super Rugby, el campeonato de franquicias del Hemisferio Sur, incluidos los All Blacks, pero también sus homólogos femeninos de las Black Ferns o los miembros de los equipos de rugby a 7, también con contrato con la NZR.
"La NZR y el NZRPA reconocen la necesidad de actuar ahora con la hipótesis de que el rugby profesional no pueda reanudarse en 2020, incluso si vamos a hacer todo por evitarlo", declara Rob Nichol, director general del NZRPA, en un comunicado conjunto de la federación y del sindicato.
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Los ingresos congelados serán "definitivamente perdidos" si las competiciones no pueden reanudarse este año, precisa, añadiendo que serán en cambio pagados a los jugadores si los partidos son de nuevo autorizados.
La federación australiana negocia un acuerdo similar con sus jugadores con contrato.
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El gobierno neozelandés debe suavizar ligeramente la semana próxima las medidas tomadas para enfrentar a la pandemia, pero ya ha descartado toda reanudación de eventos con público.