El piloto argentino Kevin Benavides (Honda) se convirtió este viernes en el primer latinoamericano en ganar el Dakar en motos al proclamarse campeón de la cuadragésima tercera edición del rally más duro del mundo, disputada íntegramente en Arabia Saudí.
Pese a que durante once años se celebró el Dakar en Sudamérica, y en diez de ellos pasó por Argentina, el primer campeón latinoamericano del Dakar en motos se coronó en el desierto saudí, a miles de kilómetros de su continente natal.
El corredor de Salta (Argentina), de 32 años, alzó la famosa estatuilla del tuareg tras alcanzar la meta de la carrera con un estrecho margen de menos de cinco minutos sobre su compañero de equipo, el estadounidense Ricky Brabec, que cedió la corona del raid tras haber sido el año pasado el primer campeón norteamericano del Dakar.
"Quería hacer historia. Quería dejar mi nombre en lo más alto del Dakar. Como sudamericano es un orgullo y un honor. Era mi sueño y lo he logrado", manifestó un emocionado Benavides todavía sin bajarse de su moto al cruzar la meta del rally y enterarse que era el campeón.
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LA QUINTA FUE LA VENCIDA
Con este triunfo, Benavides prolonga la nueva hegemonía de Honda en el Dakar con la segunda victoria consecutiva de la marca japonesa, después de que el año pasado rompiese una racha de 18 años seguidos de hegemonía de su rival austríaca KTM.
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Siempre con su inconfundible número 47 en la moto, el argentino alcanzó la máxima gloria de los rallys fuera de pista en su quinta participación en el Dakar.
No fue un camino de rosas para Benavides pese a ganar dos de las doce etapas de este Dakar, pues como ya es habitual en los últimos años en la categoría de motos, la competición es muy abierta y esta vez la complejidad de la navegación provocó cambios continuos en la clasificación general.
Me enfoqué mucho en poder hacerlo bien. No quería pensar en nada hasta cruzar la meta. Sabía que todo podía ganar y empujé hasta el último metro. Ha sido el Dakar más difícil en navegación. Era una locura cómo cambiaba todo a cada día. Una pelea constante
El piloto salteño tuvo que sobreponerse además a dos duros momentos, uno físico y otro emocional que bien podían haber echado al traste su carrera pero que demostró que, como otro grandes nombres del Dakar, los pilotos de motos están hechos de otra pasta.