Perdomo anunció este lunes que tras realizar varios cotejos de ADN, se estableció que no se trata de Camilo Torres, sino de Mario Belarmino Cáceres Dueñas, como lo indicaba la placa de la bóveda de la que se extrajeron los restos, “por cuanto el análisis de ADN arrojó sobre 25 marcadores una precisión del 99,99 %”.
“El Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, junto con la Fiscalía, tienen evidencia de la posibilidad de que el cuerpo (de Camilo Torres) sí se encuentra inhumado en ese cementerio de Santander”, por lo que las autoridades seguirán buscando con ayuda de las familias y demás fuentes históricas la posible bóveda donde estén los restos del sacerdote revolucionario.
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El fiscal encargado dijo también que el proceso para el hallazgo de los restos de Camilo Torres ha sido difícil porque no hay registros históricos claros de dónde se puede encontrar enterrado: “Teníamos una información, la familia tenía otra desinformación, y se presumía que se encontraba en este mausoleo porque en esa en concreto fue la primera bóveda en que se depositaron cuerpos en esa época”.
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La investigación fue llevada a cabo por una comisión especial encabezada por el director nacional de Medicina Legal, Carlos Valdés, quien realizó la exhumación de los restos teniendo en cuenta, entre otros, el relato del general Álvaro Valencia Tovar, quien afirma que dio muerte a Camilo Torres en febrero de 1966 y desde ese entonces fueron llevados al mausoleo de la V Brigada en Bucaramanga.