A Jürgen Klopp le hacía falta una pieza en su tridente. El declive de Roberto Firmino lo salvó un Diogo Jota que cayó de pie en Liverpool, pero la explosión del portugués la ha eclipsado un Luis Díaz que ha perfeccionado en Anfield un arte cada vez más extinto: el regate.
Los que le conocen le describen como un chico tímido, algo que le viene de hace mucho. Ya desde que jugaba en su Colombia natal, en Barrancas, Díaz era reservado fuera del campo, pero dentro de él es un diablo. Se mueve con la ligereza de una pluma y ataca con la fiereza de un león. Cuando tiene la pelota, parece que levita, como si pesara poco más que sus botas.
Se acerca de puntillas a la pelota, con la mirada en el rival y con la intención de hacer daño. Sale tanto hacia la derecha como a la izquierda y su objetivo suele ser conectar con Mohamed Salah y Sadio Mané, pocas veces busca el beneficio propio. Cuando lo hizo, en la final de la FA Cup, se llevó el premio al mejor jugador del partido.
Cuando una vez conquistado el título, levantó la copa en el palco de Wembley, tiró la tapa del trofeo. Se dio cuenta y entre risas se la pasó al compañero, echándole las culpas a él. Pícaro, como en el campo.
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Su llegada a Liverpool fue uno de esos movimientos a los que acostumbra la jefatura de Michael Edwards. La mano de Klopp no ha permitido fichajes de grandes estrellas, sino que se ha caracterizado por buscar jugadores de segunda línea o, mejor dicho, futbolistas con un gran potencial. Lo lograron con Fabinho, Mané, Salah, Alisson, Robertson... Y la lista sigue y sigue. Lo acaban de hacer con la incorporación de Fabio Carvalho.
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Díaz se estaba convirtiendo en el mejor futbolista de Portugal y esta temporada, antes de irse a Anfield, sumaba 14 goles en 18 partidos en el Oporto. De haber esperado, el Liverpool habría tenido que pagar mucho más que los 45 millones de euros más 15 en variables por los que se aseguró el futuro del colombiano.
Un precio muy por debajo del valor de mercado y que añade más potencia al ya de por sí letal ataque de los ingleses. Díaz permitió dar descanso a Salah y Mané, que jugaron la Copa de África completa, y supone un vistazo al futuro, porque Firmino tiene ya 30 años y porque Jota puede alternar el rol de suplente y el de titular sin rechistar.
Ahí se ha movido también Díaz en los últimos meses. Empezó como revulsivo, pero poco a poco empezó a ganar terreno a sus homólogos. Ha sido titular en 11 de los 16 partidos de Premier que ha disputado. Jugó como titular las dos finales de copa, ambas ganadas, y fue titular en los cuartos de final contra el Benfica y en la ida contra el Villarreal.
Precisamente, los peores momentos del Liverpool en Champions coinciden con no estar Díaz sobre el campo. El colombiano apenas jugó siete minutos en la derrota 0-1 contra el Inter de Milán en la vuelta de octavos y fue suplente en la primera parte de la vuelta contra el Villarreal. Su salida en el descanso cambió el partido ante el Submarino Amarillo y certificó la final de París.
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Díaz ha disputado 53 partidos esta temporada, ha marcado 22 goles y repartido 11 asistencias, esto, contando su etapa en Oporto y Liverpool. Si Klopp no le relega al rol de revulsivo, será suplente en París, culminando seis meses mágicos en su carrera.
Escuche aquí el podcast de Cómo como:
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