La selección inglesa no levanta cabeza. De los cuatro partidos disputados en junio, los de Gareth Southgate no han sido capaces de ganar ninguno en Liga de Naciones ; el último de ellos, una sonrojante derrota en casa contra Hungría (0-4), la peor desde que los 'magiares mágicos' de Ferenc Puskas y Sandor Kocsis les derrotaran por 3-6 en 1953.
El partido que debería haber servido como redención para los ingleses, tras la derrota en Budapest (1-0), el empate en Múnich con Alemania (1-1) y el empate con Italia en Wolverhampton (0-0) solo sirvió para acrecentar los problemas de creación del conjunto de los 'Tres Leones', que nunca fue capaz de plantear verdadero peligro a una selección a priori inferior como la húngara.
Aunque los ingleses comenzaron un remate de cabeza del prometedor Jarrod Bowen a bocajarro que despejó la defensa de Hungría en línea de gol, pronto se notó la fragilidad defensiva del conjunto de Southgate, que innovó con la entrada de Reece James en el lateral izquierdo y continuó con su confianza en el arquero del Arsenal Aaron Ramsdale.
Con apenas 15 minutos en el marcador, una falta al área, entre siete defensas ingleses, le cayó a Sallai para que colocara una volea a la que llegó tarde Kyle Walker y que solo pudo tocar Ramsdale.
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0-1 para Hungría que pudo hacer más sangre si James no hubiera sacado en boca de gol una falta sin ángulo. La derrota al descanso enervó a los ingleses, que abuchearon a su equipo, pero el fútbol de los 'Tres Leones' no cambió. Espeso, sin ideas y sin conectar arriba con Harry Kane, perdido ante la falta de creatividad de jugadores como Bukayo Saka, Jude Bellingham y Conor Gallagher.
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Sin apenas probar a Denes Dibusz, el meta del Ferencvaros, el combinado inglés se topó con el 0-2 cuando aún se pensaba que tenían tiempo de sobra para remontar. A 20 minutos del final, Kalvin Phillips, el mediocentro del Leeds United, perdió una pelota en tres cuartos de cancha, se la regaló a Adam Lang y este le dejó la bola franca a Sallai para que, con el exterior del pie, el del Friburgo sentenciara el partido por debajo de las piernas de Ramsdale.
Kane, que está a tan solo tres tantos de igualar el récord goleador de Wayne Rooney con la selección (53), estrelló un cabezazo en el larguero en los minutos finales, pero lejos de espolear a los ingleses para maquillar el resultado, solo fue la previa del 0-3, un latigazo de Zsolt Nagy desde fuera del área. Para empeorar la situación, John Stones fue expulsado por doble amarilla y Daniel Gazdag hizo el 0-4 en el último minuto.
Esta es la primera derrota de Inglaterra en casa desde que cayeron con Dinamarca en octubre de 2020, la primera vez que pierden por tres goles o más de diferencia desde los cuartos de final del Mundial de 2010 contra Alemania y su peor derrota en casa desde que perdieron por 3-6 contra Hungría en 1953. El encuentro terminó con olés por parte de la afición magiar.
Los ingleses se quedan últimos del Grupo A de la Liga de Naciones con apenas dos puntos tras cuatro jornadas, a cinco de la líder, Hungría.
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