El Benfica se impuso este miércoles a domicilio (1-2) a un Juventus que se adelantó en el marcador pero que, tras un inicio perfecto, volvió a ser el equipo plano que acostumbra últimamente y se mantiene inmerso en una crisis de juego y resultados que le complican, por el momento, la clasificación a octavos en la Liga de Campeones.
El inicio del encuentro fue un espejismo, casi más propio de una obra de ilusionismo que de un partido de Liga de Campeones. La 'Juve' fue muy superior. De hecho, fue un asedio, un acoso sobre el campo del Benfica, que no compareció en los primeros diez minutos.
Los blanquinegros sacaron su mejor versión, peligrosos en ataque, con criterio en un centro del campo dominado por Paredes e infundiendo respeto. La mezcla fue explosiva, confianza que se convirtió en gol antes del minuto cinco.
Y no fue Vlahovic, sino que volvió a aparecer el que se está convirtiendo en el clavo ardiendo al que se agarra Massimiliano Allegri, personificado en el recién llegado Milik, que con un testarazo a centro lateral de Paredes puso el esférico pegado a un palo y, por un momento, hizo soñar a los 'tifosi' de la 'Vecchia Signora' con un cambio de dinámica. Por un momento les hizo creer que el equipo había vuelto.
Tuvo dos ocasiones más para ampliar la ventaja. Kostic y Cuadrado tuvieron peso siendo carrileros con profundidad y Danilo volvió a sacar su mejor versión de central. No duró mucho el gran momento.
Despertó el Benfica de la mano de Joao Mario, Florentino y Neres. Reaccionaron después del tanto encajado y fueron domando el partido, inclinando poco a poco la balanza hacia su lado. Al final del primer acto el dominio era total del equipo luso, pero no habían conseguido superar a Bremer, Bonucci y Danilo, el último reducto de esos primeros diez minutos.
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Hasta que un error de Miretti en forma de torpe penalti abrió el camino del Benfica y selló el destino juventino. Joao Mario no falló desde los once metros y empató la contienda.
El segundo acto se desarrolló con la inercia de dominio con la que finalizó el primero. El Benfica llevó el ritmo, la 'Juve' volvió a estar perdida, con Vlahovic de nuevo sin presencia y sin acierto, sin un plan claro de ataque, previsible. Todo ante un Benfica perfectamente ordenado, que empezó a coger ritmo en ataque y fue generando ocasiones cada vez más claras con más facilidad.
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Hasta que llegó el gol de la remontada. Esta vez a cargo de Neres, que recogió en el área el rechace de un gran Perin, que mantuvo con sus paradas el marcador inamovible, y disparó cruzado, desde el perfil diestro y con la zurda, pegado al palo derecho de la meta.
Entró Di María, recién recuperado de la lesión, para intentar salvar el partido en busca de un empate que les mantuviera cerca de los puestos de clasificación. Se recuperó el conjunto turinés, pero siempre a costa de las individualidades, y aun así casi se encuentra un empate en un centro de Kean que se envenenó y que repelió un palo.
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Empató la 'Juve'. Pase de Di María y remate de Vlahovic. Lo celebró Allegri desde el banquillo, en el punto de mira. Pero el asistente levantó la bandera y anuló correctamente el tanto por fuera de juego de Di María. La tuvo también clarísima Bremer en el minuto 87, con el conjunto transalpino volcado en ataque, aunque en el mano a mano remató muy alto.
Mantuvo el resultado el Benfica, que supo gestionar el gol encajado en el inicio, domar el partido y materializar las ocasiones que tuvo para colocarse con seis puntos líder, junto al PSG, de grupo. La 'Juve', que recibió la pitada de su afición al término del choque, continúa con su crisis de juego y resultados tanto en Serie A como en Champions y suma dos derrotas en dos jornadas, colocándose tercera de grupo junto al Maccabi Haifa israelí, al que está obligado a ganar en la tercera jornada.
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