El Arsenal no ganará ningún título esta temporada. Esa es la dura realidad para los de Mikel Arteta, que cayeron este jueves contra el Liverpool en las semifinales de la Copa de la Liga (0-2) y que verán desde casa cómo el Chelsea y los 'Reds' se juegan el primer trofeo de la temporada.
Sin Salah y Mané, pero con Diogo Jota, el Liverpool no necesitó de una gran exhibición para apartar a un Arsenal carente de colmillo, necesitado de un delantero y sin el convencimiento de que puede competirle a los grandes. Lo hizo en Anfield, donde aguantó con diez, pero más por necesidad que por confianza.
No pudo corresponder en casa, pese a tener el olimpo de Wembley en el horizonte. Con eso en mente, ambos entrenadores se guardaron poco. Martin Odegaard, ya recuperado del COVID, comandaba a los 'Gunners' y Diogo Jota, el hombre gol sin los africanos, a los 'Reds'. Y a jugar.
Pese a que no había ambiente de semifinal en el Emirates, el inicio fue entretenido, con una falta al larguero de Alexandre Lacazette que culminó unos minutos de dominio del Arsenal, que se sintió grande solo durante unos minutos.
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La inercia de la ida, donde resistieron 70 minutos con diez, les duró lo suficiente para amagar con una victoria, pero Diogo Jota tardó poco en devolver al Arsenal al inframundo.
Una buena salida de balón de Trent Alexander-Arnold, casi actuando de centrocampista, terminó en las botas del portugués, que encaró a 40 metros de la portería a Tomiyasu. Se deshizo del nipón con un movimiento hacia el interior, llegó a la frontal y antes de que tres defensores se lanzaran a por él, le pegó mordida a la pelota. A cámara lenta pasó al lado de Ramsdale y se alojó en la red.
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El Arsenal retornó al papel de secundario en la historia. Les tocó remontar, dar la sorpresa y Lacazette erró un mano a mano nada más comenzar la segunda mitad. Respondió Konaté con un cabezazo a la madera y el Arsenal despertó del sueño de Morfeo en el que se había metido.
Los de Arteta recuperaron el ritmo tras el choque con la madera del central, como si eso les hubiera recordado que estaban a un paso de luchar por un título. Su última opción de la temporada, ya eliminados de la FA Cup, con la Premier imposible y sin jugar Europa. Era un todo o nada para los 'Gunners', que no se dieron cuenta de la fragilidad de Kelleher en la portería hasta el minuto 70 y de la electricidad de Martinelli, el rayo de luz del equipo.
Pero el Arsenal, ni aun así, jugó con la sensación de tener el agua al cuello. Demasiada parsimonia en un equipo que presume en sus gradas de títulos y de un tiempo pasado que siempre fue mejor. Y mientras Poseidón les arrastraba a las profundidades, el Liverpool aprovechó el agujero. Balón a la espalda de los centrales, control en carrera de Jota y por encima de Ramsdale murió la eliminatoria. Se impuso la lógica: el Liverpool es mejor, el Liverpool gana.
Los de Jürgen Klopp estarán el 27 de febrero en Wembley, contra el Chelsea; el Arsenal queda fuera de la pelea por los títulos. Su temporada la marcará solo si consiguen clasificarse o no para la Champions. La triste realidad del aficionado 'Gunner' en 2022.
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