No había aparecido apenas el Juventus por el área contraria ni había tirado a portería en 50 minutos de partido, cuando un córner a favor del Inter despejado por la defensa activó un contragolpe vertiginoso, conducido a toda velocidad por Filip Kostic, que regaló el gol a la llegada de Adrien Rabiot, cuyo certero remate desató la cuarta victoria consecutiva del conjunto dirigido por Massimiliano Allegri, cerrada en el tramo final con otra asistencia del carrilero serbio y el tanto de Nicolo Fagioli.
Su valor es incalculable. No hay más que ver el entusiamo con el que, hasta los suplentes, se lanzaron al suelo dentro del campo para festejar el 1-0. En las dudas que desprende su equipo, más allá de su actual racha, más allá de su eliminación prematura de la Liga de Campeones, sobrepasado por el París Saint Germain y el Benfica de forma incontestable, un triunfo en una situación tan límite como el de este domingo, en el imponente ritmo con el que domina la Serie A el Nápoles y en la cantidad de candidatos que se postulan para las plazas de 'Champions', es oro para la Juve, encima contra un oponente tan directo, al que superó en la clasificación, ahora en la quinta posición por la séptima de su rival.
El Inter sufrió un frenazo cuyas consecuencias son tan evidentes en la clasificación liguera -a once puntos ya del liderato del Nápoles- como imprevisibles para el futuro de un bloque que se presentó en Turín subido en una serie de cuatro triunfos seguidos, que fue mejor todo el primer tiempo, con ocasiones tan claras como el cabezazo fuera de Edin Dzeko, y que tuvo el 0-1 justo en la misma acción que originó el saque de esquina que luego desembocó en el contraataque definivo: el derechazo desde fuera del área de Calhanoglu, que entre la estirada de Szczesny y el larguero despejaron al citado córner.
El 1-0 desbordó al Inter. Fue demasiado para él, que ya había percibido desde el principio del segundo tiempo toda la evidente reacción del Juventus, y no fue tanto en el marcador porque el VAR invalidó a la hora del encuentro un gol de Danilo. Su remate con la tibia, en un saque de esquina tenso, preciso, estupendo, de Kostic, contactó con la mano, indetectable para todos menos para la sala de vídeo, que acertó en la anulación del 2-0.
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El partido ya era entonces visiblemente del Juventus, sin pistas de la reacción del Inter, desnortado durante un rato, expuesto al encuentro que quería el conjunto local, hasta que despertó de repente cuando vio tan cerca el precipicio, con un trallazo contra el cuerpo de Danilo de Calhanoglu, en su última acción del duelo, sustituido después por Joaquín Correa, que sirvió a Lautaro Martínez la ocasión del 1-1 nada más irrumpir en el terreno de juego. Szczesny frustró con el pie el remate del argentino. Y todas las opciones visitantes.
El choque, lanzado de nuevo, ya no admitía ninguna pausa. Ni en un lado ni en otro, más aún con la inspiración que Kostic demostró todo el segundo tiempo, como el motor del gol de la victoria que no amplió antes por una cuestión milimétrica: su formidable tiro lo tocó lo justo Onana para desviarlo al poste, que hizo el resto del trabajo, cuando el crono descontaba minutos aún entre el 2-0 y el 1-1, sin la certeza de la Juve, ni la renuncia del Inter, hasta que la realidad ya fue apabullante con el segundo gol, al contragolpe, de Fagioli.
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El centrocampista de 21 años, decisivo con una diana hace una semana en el 0-1 contra el Lecce, culminó la victoria, de nuevo con el protagonismo indispensable de Kostic, que vio la subida del joven futbolista por el otro lado del área, indetectable para la defensa del Inter, invisible para todos menos para el trepidante carrilero, que dirigió un triunfo esencial, contenido en el 2-0 por la parada de Onana con la que negó el 3-0 a Chiesa.
La Juventus ya está por delante del Inter, en la insistencia de los dos por entrar en la Liga de Campeones (a dos y tres puntos), porque la competencia por la Serie A parece ya una utopía para los dos, a diez y once puntos, respectivamente, de la velocidad que impone en la cima el Nápoles, aparentemente insostenible casi para todos, salvo para el Milan, a seis puntos.
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