Como en Saint Denis hace tres meses, Dinamarca derrotó de nuevo a Francia (2-0) en un gran partido, pero el triunfo de Croacia en Viena dejó sin fase final a un equipo que ha firmado una notable Liga de Naciones.
La Dinamita Roja, que acaba segunda de grupo con doce puntos, supo aguantar a Francia en los primeros minutos, la superó con claridad en un cuarto de hora mágico y aguantó bien en una segunda parte abierta sin demasiados agobios.
Había arrancado sin embargo mejor Francia, que no se guardó nada, baja de Benzema por lesión aparte. El medio del campo francés hacía valer su superioridad, Griezmann daba sentido al juego y Mbappé, gravitando por todo el ataque, metía el miedo a los daneses, que pasaron minutos de agobio.
Fue ahí donde brilló Schmeichel para sacar una gran mano a un tiro a bocajarro de la estrella del PSG en un córner o un disparo con la derecha de Griezmann tras una combinación con Mbappé dentro del área. Un tiro alto de Camavinga y un remate en propia puerta en semifallo de Mæhle hacían presagiar el gol francés.
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Dinamarca, que había capeado el temporal, no avisó hasta un cabezazo de Delaney en el minuto 23 en un saque de esquina que detuvo Areola, uno de los muchos córneres que ganaron por arriba los daneses ante un rival algo apático.
El partido ya había cambiado, y en un error de Pavard en la marca, Eriksen encontró solo a Damsgaard, que cruzó para que Dolberg llegara justo y batiera a Areola.
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Se esperaba una reacción francesa, pero lo que llegó fue un vendaval de Dinamarca, que desde la tragedia de la pasada Eurocopa con el problema cardíaco de Eriksen ha creado una atmósfera especial en su estadio.
Otro cabezazo de Delaney, un remate de Mæhle y un córner olímpico de Eriksen precedieron al segundo tanto. De saque de esquina, cómo no, aunque en un balón rechazado que Skov Olsen empalmó desde el borde del área, imposible de descifrar entre una maraña de piernas para el arquero galo.
Deschamps hizo dos cambios al descanso: Clauss por Saliba, Fofana por un algo errático Camavinga. Sin modificar el esquema. De nuevo apareció Griezmann, el mejor en el ataque francés. Primero, con un gran pase a Clauss, que se plantó en el área, pero cuyo pase de la muerte salvó Andersen. Luego, con un tiro de falta lejano desviado por Schmeichel a córner.
Francia no se acababa de encontrar. Ni parecía creer en la remontada. Y Dinamarca metía el miedo a la contra, como en un esprint de Skov Olsen que rompió a Badiashile antes de chocar con Areola.
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No era la noche de Mbappé, que mandó dos tiros lejanos a las nubes, falló un uno contra uno clarísimo y tampoco tuvo fortuna en un tiro tocado por un defensor que desvió como pudo Schmeichel.
Hjulmand pasó a defensa de cinco para amarrar el resultado, aunque Dinamarca seguía saliendo con peligro a la contra. La fiesta se quedó a medias: los dos goles en tres minutos de Livaja y Lovren en Viena apagaron algo el ambiente del estadio de un equipo que ya fue semifinalista en la última Eurocopa y parece capaz de sorprender a cualquiera.
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Francia, a la que el triunfo croata la salva del descenso en la Liga de Naciones, cerró de forma gris una actuación deficiente que plantea algunas dudas de cara al Mundial.
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