El derbi londinense acentuó la mejoría del Tottenham que aprovechó la crisis de su vecino, el Chelsea, para asentarse enla parte alta de la Premier mientras agranda la intranquilidad de los 'blues', en caída libre.
No tiene fin el hundimiento del conjunto de Graham Potter. Ni la llegada de Joao Felix ni el desembolso económico por el ucraniano Mykhailo Mudryk, ni la redención del gabonés Pierre Emerick Aubameyang, desaparecido en el último mes y medio, sanean la situación del Chelsea que ya suma cinco encuentros sin ganar y está en el décimo puesto de la Premier, fuera de cualquier objetivo.
El cuadro de Potter, cuyo futuro cada vez es más incierto, ofrece una decepción tras otra. Tras los empates seguidos contra el Liverpool, Fulham y West Ham se añadieron las derrotas consecutivas ante el Southampton y ahora contra el Tottenham. Tres puntos de quince posibles resumen el deambular de los blues.
Apenas inquietaron al Tottenham un equipo que tampoco termina de encontrar su identidad pero que se aferra a la parte alta de la tabla para mantener sus expectativas competitivas. Lleva cuatro victorias en los cinco últimos duelos. La obtenida ante su vecino es la segunda seguida, la que aleja la amenaza del Newcastle, quinto, en la puja por la zona Champions.
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Fue claramente el conjunto de Antonio Conte el que más creyó en el triunfo en un duelo tenso, cerrado, con la tensión presente durante todo el tiempo por lo que había en juego.
A la media hora ya pudo tomar ventaja el Tottenham en un tiro del danés Pierre-Emile Hojbjerg que remató al poste derecho de Kepa.
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Se salvó el Chelsea que no lograba conectar el talento de su ataque para poner en apuros a Fraser Forster.
De hecho, a la vuelta de vestuarios, al inicio de la segunda parte, el encuentro empezó a agitarse. Los spurs tomaron ventaja. Un tiro lejano de Emerson Royal no lo consiguió atajar Kepa. Lo recogió Enzo Fernández que despejó sin destino. Cayó la pelota en los pies de Oliver Skipp que se hizo un hueco y ejecutó un fuerte disparo que superó al portero español.
El tanto terminó por desquiciar al cuadro de Potter que cayó en la aceleración y en el desorden. Su dominio no inquietó tampoco al conjunto local, ordenado y dominador del ritmo y el juego.
Ni Denis Zakaria ni Mason Mount mejoraron al Chelsea que encajó el segundo tanto en el tramo final. Fue en un córner botado por el coreano Heung Min Son que cabeceó Eric Dier al segundo palo donde estaba Harry Kane, sin oposición, que solo tuvo que empujar la pelota a la red.
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