El comportamiento violento de algunas aficiones en el inicio de la Eurocopa ha dado a conocer la figura, hasta ahora poco conocida, del "spotter", policías camuflados entre los aficionados que tienen la misión de detectar a los 'hooligans' peligrosos y evitar altercados.
Estos "observadores" (que es lo que significa "spotter" en inglés), tienen unos códigos: "Visten un estilo 'casual', calzado deportivo, jeans o bermudas, suelen llevar especialmente marcas como Fred Perry o Londsale, los tatuajes", describe el comandante de la policía francesa Olivier Szafran. "Y raramente llevan el pelo largo", añade.
Yohan, un agente de seguridad privado especialista del "spottage" precisa que "es muy raro que vistan una camiseta" de uno de los equipos implicados.
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Horas antes del partido entre Irlanda de Norte y Alemania del martes, los "spotters" ya están trabajando en los alrededores del Parque de los Príncipes.
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Bajo el estadio parisino se encuentra una comisaría de policía que funciona todo el año. Los 45.000 espectadores que acuden al partido (que acabó con la victoria de Alemania por 1-0 y la clasificación de ambos equipos) no pueden imaginarse que los agentes del orden trabajan bajo las tribunas para garantizar el buen desarrollo del espectáculo.
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En las calles adyacentes al recinto, una docena de policías vestidos de civil deambulan a la 'caza' de hooligans.
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Esta misión de vigilancia y de detección de los radicales violentos "no es una ciencia exacta", explica Szafran, cuyo equipo cubre también los partidos que se celebran en el otro estadio parisino del torneo europeo, el Stade de France.
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"Allá tienes a nueve en la parada del autobús, cinco enfrente", advierte al detectar a un grupo de treintañeros con la cabeza rapada, brazos tatuados y sudaderas con capucha.
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Sus compañeros trasladan esta información a la "pecera", el centro neurálgico de la seguridad del estadio que tiene vista panorámica a casi todo el terreno de juego.
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En ese centro, un muro compuesto de decenas de pantallas proyecta las imágenes de las cámaras de seguridad. Policías y agentes de seguridad privada se coordinan, ya que los primeros no intervienen en las tribunas. En el exterior, unidades antidisturbios están listas para actuar en cualquier momento.
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Según Lionel, un teniente "spotter", uno de los secretos de su trabajo es "conocer bien la 'topo' (grafía), los bares en los que se reúnen" y caminar. Mucho. Unas cuatro o cinco horas diarias.
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El éxito también depende de la discreción, ser capaz de seguirles y anticipar sus acciones porque "no llegan en grupos de 200, sino en grupos de 3 ó 4", explica Szafran.
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En París, en lo que va de torneo, no se han producido muchos incidentes. Apenas algunas peleas entre hinchas en el Alemania-Polonia en el Stade de Francia pero "los gases lacrimógenos les calmaron rápido".
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El martes estuvo presente en el Parque de los Príncipes el ministro del Interior francés Bernard Cazeneuve, que se felicitó por el balance "positivo" respecto a la seguridad en el inicio del torneo", aunque algunos "hayan querido hacerse los 'listillos'", dijo en referencia al ultra ruso Alexandre Chpryguine, expulsado de Francia tras los incidentes en Marsella, quien regresó el lunes para ver a su selección contra Gales en Toulouse, pero fue de nuevo detenido y otra vez enviado a su país.
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Según Yohan, los "rusos vinieron para decir 'somos los jefes de Europa', fueron a pegarse", lo que explicaría los violentos enfrentamientos contra los ingleses en Marsella el 10 y 11 de junio, que acabaron con 35 heridos, la mayoría británicos, dos de ellos muy graves.
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Unos hechos que marcaron la primera semana del campeonato europeo.
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Los hooligans "raramente se la toman con la muchedumbre ordinaria" por lo que de resultar herido algún aficionado 'normal', suele ser un "daño colateral", explica Yohan.
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"Actualmente, hay cada vez más 'automediatización' de los actos hooligans, sobre todo a través de las redes sociales, para obtener el reconocimiento de sus colegas", añade este observador.
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Para luchar contra el 'hooliganismo', el gobierno francés ha instalado en la periferia parisina un Centro de Cooperación Policial Internacional (CCPI), una especia de torre de control durante la Eurocopa.
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Un total de 180 policías de los 23 países extranjeros participantes en el campeonato han sido enviados a Francia. Entre ellos, equipos de seis "spotters" mínimo, en uniforme o en civil, y todos armados, una decisión tomada por el contexto que vive Francia de amenaza del terrorismo yihadista. Todos trabajan con la policía francesa para evitar episodios violentos.
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El problema de este fenómeno según el "spotter" Lionel es que "al hooligan el deporte le da igual, vienen para buscar pelea".