El australiano Jai Hindley, ganador de la quinta etapa del Tour de Francia y nuevo líder de la general, aseguró que es pronto para considerarle uno de los favoritos para el triunfo final, pero alertó que no está aquí de vacaciones.
El corredor del Bora rescató una expresión australiana que ya había utilizado durante su victoria en el Giro de 2022 para mostrar que no es una comparsa: "No estoy aquí para calzar a un ciempiés".
"Por ahora solo quiero centrarme en este momento, apreciar la victoria yel amarillo. Va a ser difícil de mantenerlo, el equipo me ha ayudado mucho y se lo agradezco. Estoy aquí para disputar la general, pero estoy aprendiendo, no quiero levantar muchas expectativas, quedan muchas etapas por delante", aseguró.
El australiano aseguró que está en buena forma y que ha trabajado mucho para conocer bien el recorrido del Tour, pero reconoció que hay muchos rivales difíciles, "no solo Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar".
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En los últimos meses "he vivido como un monje, apenas he visto a mi familia, me he entrenado a fondo, he ido a reconocer etapas, he hecho preparación en altura", señaló.
Todo ello con el objetivo de volver a subir al podio de una gran vuelta, tras haberlo hecho dos veces en el Giro de Italia, que ganó en 2022 dos años después de haber sido subcampeón.
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El australiano, de 27 años, había repetido que su objetivo era quedar entre los tres primeros, para lo que tenía pensado ahorrar el máximo de fuerzas de cara a la tercera semana.
"Pero me he metido en la fuga y he visto la oportunidad de ganar tiempo y luego de ganar la etapa y he querido sacar el máximo partido posible", señaló el nuevo líder de la general, que reconoció estar viviendo "un sueño" en su primera participación en el Tour, una carrera que veía desde los seis años.
Desconocido del gran público, Hindley tiró de humor para definirse: "Soy un zurdo de Perth que adora montar en bici, la cultura europea y, como todos los australianos, los huevos revueltos en una tostada".
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