En diez años, La Planche des Belles Filles se ha hecho un hueco entre los mitos del Tour de Francia , situada ya en la lista de monumentos que comparte con Alpe d'Huez o Mont Ventoux y que el pelotón visitará por sexta vez.
Su carácter extraordinario reside en la espectacularidad de sus rampas, pero también en el hecho de que se yergue en el macizo de los Vosgos, lo que sirve como aperitivo a las jornadas alpinas y pirenaicas.
En su edición de 2022, La Planche des Belles Filles vuelve a ser meta de una etapa en línea, dos años después de haber servido de escenario para la contrarreloj final, en la que el esloveno Tadej Pogacar pasó por encima de su compatriota Primoz Roglic y le arrebatara el maillot amarillo un día antes del paseo triunfal del ganador por los Campos Elíseos.
Fue un jalón más en su mito, el de una montaña que en esta ocasión volverá a ser el primer contacto con las grandes cotas y dejará al descubierto el estado de forma de cada uno.
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Por segunda vez, los organizadores han decidido, además, llevar la meta algo más arriba, a la llamada Super Planche des Belles Filles, lo que supone agregar a su recorrido un camino de un kilómetro, solo a mitad asfaltado, que pondrá todavía más a prueba las piernas de los competidores con rampas al 24 %.
En total, el puerto cuenta con 7 kilómetros y una pendiente media del 8,7 %, con rampas del 13 % en su parte baja, del 11 % en el trazado medio y de hasta 20 % en la meta habitual, antes de que se le añadiera ese kilómetro fatídico.
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Solo en una ocasión en el pasado el Tour ha subido hasta ahí arriba, en 2019, cuando el belga Dylan Teuns culminó una larga escapada que le permitió inscribir su nombre en esa legendaria cima.
Una leyenda que comenzó en 2012, cuando La Planche entró en el vocabulario del Tour de forma sonora. El británico Chris Froome fue el primer en imponerse en esa cima, en un año en el que acudía al Tour como gregario de su compatriota Bradley Wiggins, que dio paso decisivo en su camino hacia la victoria final.
FROOME ABRIÓ LA LEYENDA
La sensación en aquellas rampas fue que Froome era más fuerte que el líder, pero se sacrificó por su líder. Al año siguiente comenzó su reinado que le llevó a sumar cuatro triunfos en París.
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Dos años más tarde, obligado a abandonar Froome en la etapa de los adoquines tras sufrir una caída, fue el italiano Vencenzo Nibali quien se impuso en La Planche y se enfundó un amarillo que ya no abandonaría hasta el podio situado al pie del Arco del Triunfo.
En 2017 fue su compatriota Fabio Aru quien logró una victoria de prestigio, dos años antes de que Teuns evitara el triplete italiano, al imponerse a Giulio Ciccone, que tuvo que conformarse con el liderato testimonial.
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Tras tres años de ausencia, La Planche regresó al recorrido, pero lo hizo con una contrarreloj pensada para ser decisiva y que no decepcionó.
Roglic la afrontaba como claro favorito, con una renta de 57 segundos y la superioridad moral que le daba su condición de especialista en la lucha contra el crono.
Pero el ciclista del Jumbo sucumbió en las rampas de La Planche, desdibujado con su casco a medio caer al cruzar la meta desarbolado por la exhibición de Pogacar, un debutante de 21 años que ahora apunta a su tercer Tour de Francia .
En esta ocasión, el esloveno tendrá una etapa más clásica, no demasiado larga ni difícil, 176,3 kilómetros con salida en Tomblaine, con dos cotas de tercera en el camino pero sin grandes complicaciones.
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Hasta que a siete kilómetros para la meta el muro de La Planche se coloque en su camino y abra para unos la puerta de la gloria y la del infierno para otros.
Etapa 7: Tomblaine - La Super Planche des Belles Filles, 176,3 km
- Hora de salida: 13.15 (11.15 GMT)
- Hora prevista de llegada: 17.29 (15.29 GMT)
- Montaña
:
- Col de Grosse Pierre (3ª): 3,1 km al 6,4 % a 68,6 km
- Col des Croix (3ª): 3,2 km al 6,3 % a 40,2 km
- La Super Planche des Belles Filles (1ª): 7 km al 8,7 %, en meta.
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