Las pruebas radiológicas a las que ha sido sometido Alejandro Valverde (Movistar) tras su caída de este viernes en la séptima etapa de La Vuelta 2021 confirmaron que el español tiene una fractura en la clavícula, según ha informado su equipo.
Tras su retirada, a poco menos de 40 kilómetros de meta, después de reiniciar la marcha tras haberse caído unos kilómetros antes, Valverde ha sido sometido a pruebas médicas en el Hospital General de Alicante y éstas "no revelaron fracturas", en un principio.
Sin embargo, tras el dolor que presentaba en la zona, los nuevos exámenes determinaron la lesión y será operado el sábado en Murcia.
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La grandeza de Valverde, la orfandad de La Vuelta
La imagen de Alejandro Valverde desolado tras bajarse de la bicicleta para abandonar La Vuelta 2021 no hizo sino ahondar en la grandeza del campeón del mundo de 2018, casi un icono en el pelotón internacional durante las dos décadas que lleva como profesional.
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Que alguien con su palmarés y su edad -41 años- sienta tanto tener que marcharse no habla si no del amor del murciano por el ciclismo. Porque cuando Chente García Acosta abrazaba todo lo inmenso que es a la estrella de su equipo, no era el dolor, que también, sino el alma lo que le dolía a Valverde.
Tener que irse para casa en la que puede ser su última Vuelta sin el protagonismo que perseguía, y del que parecía capaz tras una semana de carrera entre los mejores y una prometedora aparición en Picón Blanco, no estaba en sus planes. Y mucho menos en su corazón. Que en su caso, más allá de que sea profesional, es el corazón de un ciclista en toda su dimensión.
Lo ratificó el hecho de querer continuar cuando era imposible. Los gestos del médico que le atendió eran claros. Sus brazos explicaban que 'lo que no puede ser, no puede ser".