El segundo día de la Novena de Aguinaldos está lleno de música y alegría. Las familias se reúnen para entonar villancicos tradicionales, esos cantos que evocan la llegada del Niño Jesús. Acompañados de maracas, tamboras, panderetas y otros instrumentos típicos, los sonidos navideños llenan los hogares, reforzando el ambiente de celebración.
La cocina cobra protagonismo en este día con platos típicos colombianos que unen a la familia. Buñuelos dorados y crujientes, natilla cremosa, hojuelas espolvoreadas con azúcar y postres tradicionales son los favoritos de grandes y chicos. Cada bocado refleja la calidez y el amor que caracterizan esta temporada.
Aquí el Novena de Aguinaldos en PDF
La reflexión del día 2
El segundo día de la novena invita a reflexionar sobre la humildad y paciencia, virtudes que acompañaron a María y José en su peregrinaje. Es un momento para agradecer las bendiciones recibidas y fortalecer la fe, valorando las pequeñas cosas que iluminan nuestra vida diaria.
La oración del segundo día de novenas es la siguiente:
Juan contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías». (Jn 1, 23) En medio de la frenética actividad que caracteriza la temporada navideña, las palabras de Juan el Bautista resuenan como un eco profundo que atraviesa el bullicio de nuestras vidas. Su declaración, “Yo soy la voz que grita en el desierto: ‘Allanad el camino del Señor’”, nos invita a reflexionar sobre el significado espiritual de la Navidad. En un mundo donde a menudo nos vemos abrumados por las distracciones y el consumismo, Juan nos recuerda la importancia de preparar nuestros corazones para recibir al Señor. La metáfora del desierto evoca imágenes de vastedad, soledad y desafíos. En nuestra vida cotidiana, muchas veces nos encontramos en “desiertos” emocionales o espirituales, donde la sed de significado y propósito parece insaciable. En este contexto, la llamada de Juan adquiere un tono urgente: allanar el camino del Señor implica abrir nuestros corazones a la esperanza, la humildad y la compasión. La Navidad nos ofrece la oportunidad de transformar esos desiertos en lugares de encuentro con lo divino, donde la luz de la verdad y el amor ilumina incluso los rincones más oscuros de nuestra existencia. La figura del profeta Isaías, citado por Juan, añade una capa adicional de significado a esta reflexión navideña. Isaías proclamó un mensaje de consuelo y redención, anticipando la venida del Mesías. Así, la Navidad se presenta como el cumplimiento de la promesa divina, un momento en el que la esperanza se encarna en la figura de un niño en un pesebre. En este tiempo de celebración, recordamos que la verdadera preparación para el Señor no radica únicamente en las festividades externas, sino en cultivar un espíritu de amor, generosidad y compasión. Que la voz que grita en el desierto resuene en nuestros corazones, llamándonos a allanar el camino del Señor, no solo en nuestras acciones visibles, sino también en las profundidades de nuestra alma. Oh, Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín, y ordenándolo todo con firmeza y suavidad: ven y muéstranos el camino de la salvación.
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Actividad | Descripción |
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Rezo familiar | Oraciones que fortalecen la unión espiritual y la preparación para la Navidad. |
Villancicos tradicionales | Cantos navideños que alegran y llenan de vida el hogar. |
Comida típica | Preparación y disfrute de buñuelos, natilla y otros platillos colombianos. |
Intercambio de regalos | Pequeños obsequios como muestra de amor y fraternidad. |
Decoración navideña | Encender luces y adornar el hogar para celebrar la Navidad. |