Mary Johana Díaz y Laureano Mantilla, son una pareja de esposos comunicadores sociales santandereanos que llegaron a Ucrania en noviembre de 2021 con el objetivo de pasar unas vacaciones, sin embargo, una oferta de empleo cambió su propósito de viaje y decidieron emprender nuevos rumbos en ese país.
“Aunque estaba el tema de una posible invasión rusa, nos quedamos porque era algo que venía desde 2014. Sin embargo, al pasar los meses se fue intensificando”, contó Laureano Mantilla.
Llevaban tres meses trabajando en Kiev, en una empresa manejando una plataforma digital, hasta que el pasado 24 de febrero los llamaron de la empresa para que no asistieran porque la invasión rusa era un hecho.
Fue en este momento en el que empezó la travesía de esta pareja de esposos para salir con vida de Ucrania y la guerra.
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“Empacamos lo más necesario de ropa, en el piso de Kiev salimos porque la empresa nos dio un transporte para estar seguro en un apartamento, lejos de la plaza que era objetivo, pero decidimos que debíamos irnos salir del país”, contaron.
Aunque estaban a cuatro horas de la frontera con Polonia, país hacia donde emprendieron camino, fue un eterno y angustioso viaje de cinco días.
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“Salimos en un bus en el que duramos dos días, con problemas de descanso, alimentación y un éxodo de gran volumen que no permitía avanzar”, relatan.
“Cuando desembarcamos el 26 de febrero el bus empezó lo más difícil para nosotros. Tratábamos de avanzar y no se podía, eran ríos de gente tratando de abandonar el país. Los militares rusos apuntándole a la gente con las armas, pegándole con palos, muchísimo maltrato e insultos”, cuenta Laureano desde Cracovia, Polonia, a donde logró llegar a salvo con su esposa el pasado 28 de febrero, luego de tres días de dormir en la calle en la ciudad fronteriza de Shehyni.
Laureano también relató que gracias a habitantes de la zona que les llevaban comida pudieron mantenerse.
“Pasamos días tremendamente difíciles, con angustia, miedo, dormimos en la calle durante tres días, aguantando frío a temperaturas muy bajas, teníamos ampollas en los pies de caminar hasta que logramos desplazarnos en una buseta y finalmente pasar hacia Polonia”.
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Laureano y Johana, con el apoyo de la embajada de Colombia en Polonia, hoy se encuentran a salvo, permanecerán unos días en ese país y luego viajaran a Barcelona, donde vivían antes de llegar a Ucrania, en busca de nuevos rumbos.
“Sentimos una alegría de salir del conflicto, pero tristes por tantas personas que aún no logran pasar la frontera”, puntualizó este colombiano, comunicador social de Bucaramanga.
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