Como si se tratara de una tarea del colegio, desde la vereda Rionegro en Encino, Santander , Edison Niño Cucaita decidió sembrar las flores que le gustan al colibrí Inca Negro y cuidar los frutos con los que se alimenta para proteger su hábitat.
“Yo cuido el pajarito, el Inca Negro y cuido el pato torrente. Mi papá me enseñó y siempre me dice cuando me voy a acostar que le siembre flores y que no se me olvide sembrarlas”, manifestó el pequeño guardián del Inca Negro.
Marlen Cucaita, madre del niño, dice que su hijo está concientizado del cuidado de los árboles .
“El ayuda a cuidar mucho los árboles que tienen flores, y pues el pato cuando lo ve en el río no le tira piedra ni nada, lo deja quieto”, indicó Marlen.
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Su vida campesina lo ha llevado a aprender de la naturaleza y a enamorarse de los animales que lo rodean.
“Igualmente pues aquí ya lasaves están como adoptadas a uno porque nosotros subimos ya todos los días por el sendero y ya nos conocen. También llegan ahí a la casa”, manifestó Rubecindo niño padre del pequeño guardián.
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Sin saberlo, este pequeño se está convirtiendo en un guardián del Inca Negro.
“Básicamente lo que él está haciendo es preservar para que podamos ver en los años que estas especies florezcan. Recordemos que las especies endémicas tienen una función importante en el ecosistema, tienen un factor valioso”, explicó María Alejandra Prada, ambientalista y defensora de los derechos de los animales.
Los padres del pequeño Edinson sueñan con que su hijo pueda ser biólogo. El ave que se encuentra en condición vulnerable tiene un defensor más en este rincón de Santander.
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