Juliana Lozano, directora de la Fundación Hope, compartió la inspiradora historia detrás de la creación de esta organización en Bucaramanga, dedicada a apoyar a niños que enfrentan enfermedades graves, especialmente cáncer.
La Fundación Hope tiene sus raíces en la experiencia personal de Juliana, cuya hija Sara Sofía fue diagnosticada con leucemia a la temprana edad de un año. Juliana, enfrentando la noticia con valentía, transformó la adversidad en acción. Hace 15 años, nació la Fundación Hope con el propósito de brindar apoyo integral a niños y familias que atraviesan estos difíciles procesos médicos.
La historia de Sara Sofía, que superó la leucemia después de un arduo proceso de ocho años, sirvió como inspiración para la creación del programa líder de la fundación: las Aulas Hospitalarias. Estas aulas se centran en proporcionar educación a niños que, debido a sus condiciones médicas, no pueden asistir a escuelas convencionales.
Juliana relató la lucha de Sara por integrarse al sistema educativo tradicional después de su enfermedad. “Sara pasó por un proceso de ocho años en el que nunca pudo asistir a un colegio… todo su proceso escolar se vio interrumpido a causa de la enfermedad y cuando nosotros intentamos vincularla a su proceso educativo no tuvimos éxito, la rechazaron en seis instituciones y ella nunca pudo recibir como ese apoyo y para un niño eso es fundamental”, expresó.
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Ante este escenario, la Fundación Hope estableció seis colegios hospitalarios dentro de diversas clínicas de la ciudad, brindando educación a niños en tratamiento médico.
La directora, junto con su esposo Víctor Tarazona, fundador de la organización, ha trabajado incansablemente para ofrecer apoyo emocional, educativo y social a los jóvenes pacientes y sus familias. Juliana destacó la importancia de informar a los padres sobre las implicaciones educativas de las enfermedades graves y cómo la Fundación busca llenar ese vacío.
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“Las aulas hospitalarias se enfocan básicamente en brindar educación a todos los niños que pasan por algún tema médico (no sólo cáncer sino cualquier enfermedad), y que no pueden asistir a sus colegios. La idea es no permitir que a otros niños les pase lo mismo que a Sara, por eso brindamos mayor información a los papás sobre ese tema. Somos conscientes que cuando a uno lo diagnostican lo único que importa es la salud de ellos, pero no pueden dejar de lado el tema educativo porque no saben los problemas que eso genera después”.
Con aulas en la Clínica Foscal, Clínica San Luis, Hospital Universitario de Santander, y la sede principal ubicada en el barrio San Alonso, la Fundación Hope sigue transformando la vida de niños y adolescentes, brindándoles oportunidades educativas que trascienden las barreras impuestas por la enfermedad.
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