En el corregimiento de Juan Frío en Villa del Rosario, Norte de Santander , familiares de personas desaparecidas en la frontera hicieron un acto de peregrinación en memoria de sus seres queridos, llegaron hasta los hornos crematorios donde en la época paramilitar asesinaron y desaparecieron los rastros de cerca de 600 personas.
Con profundo dolor, los familiares pidieron desde allí a Salvatore Mancuso contar la verdad sobre el paradero de sus seres queridos, luego de ser nombrado gestor de paz.
“Si el señor Mancuso va a subir al dichoso puesto no vamos a aceptar nada de él, siempre y cuando nos entreguen a nuestros seres queridos”, señaló una de las madres de los desaparecidos, quien reservó su nombre.
Los familiares siguen pidiendo justicia en estos casos y que se esclarezca lo sucedido con sus seres queridos. Una de esas personas que pide justicia es Socorro Durán, quien vive dos dramas: el asesinato de su hijo a manos del ejército en Tibú y la desaparición de su hijo por parte de las autodefensas.
“Salió el 15 de diciembre de 2001 a sacar la leche de una vaquita que ordeñaba, él salió estaba en una tienda tomando gaseosa llegaron lo metieron en un carro. Dicen que lo mataron y lo tiraron al río, yo me puse a buscarlo, me dijeron que no lo buscara más y me amenazaron", puntualizó Durán.
Como ella, son decenas de madres las que viven en agonía a no saber qué pasó con sus hijos. Tal es el caso de Carmen Serrano, quien aseguró que su hijo desapareció en el 2010 y que, si estuviese vivo, este domingo cumpliría 40 años de edad.
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El acto estuvo enmarcado de mucho dolor; algunos familiares, que incluso se desmayaron compartiendo sus relatos, piden al Gobierno del presidente Petro agilizar la búsqueda de cuerpos en las trochas con Venezuela.
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