Un gran rompecabezas de piezas de madera reciclada, conforman la primera escuela ecológica de Santander cuyas aulas para 120 niños fueron elaboradas con carretes de madera residuales en los que se enrollan los cabes de alta tensión que transportan energía eléctrica.
Para construir las paredes, los ventanales y el piso de la escuela Las Llanadas ubicada en zona rural de Lebrija en Santander, se requirieron 86 carretes que pasaron por un proceso de transformación.
Los más contentos son los estudiantes quienes ahora cuentan con grandes aulas agradables para estudiar.
“Me parece muy bonito porque eso antes lo botaban a la basura y ahora se convirtió en una escuela que nos hacía falta, antes se utilizaba la biblioteca como un salón y también el restaurante”, contó Laren Beltrán, estudiante.
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“Es muy chévere porque se están salvando muchos árboles y está quedando una escuela muy bonita y feliz por la escuela tan bonita que han hecho”, manifestó Sebastián Medina, otro estudiante de la escuela Llanadas de Lebrija.
Con la construcción de las aulas ecológicas se evitará la deforestación de al menos tres hectáreas de árboles por construcción.
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“Todos estos son residuos sólidos de madera que inicialmente no tenían ninguna adecuada disposición final, esos son materiales que no podrían entrar a la industria del cable y por una necesidad terminamos pensando en este sistema constructivo”, explicó Giovany Patiño, gerente de la empresa productora de carretes de madera.
La iniciativa nace de una empresa privada proveedora de cables conductores de energía.
“Comprometidos en contribuir en la neutralidad de carbono en el 2030 entonces esas carretas que están utilizadas para transportar nuestros cables hemos desarrollado un servicio de recuperación de carretas directamente a las plantas de nuestros clientes”, indicó Valentín Roussel, vocero de empresa productora de cables conductores de electricidad.
Las estructuras ecológicas disminuirán hasta un 30% los costos de construcción y el impacto ambiental.