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Queremos vivir en paz: el doloroso clamor de los desplazados de las veredas de El Charco, Nariño

Decenas de personas han tenido que irse de sus territorios por culpa de los constantes enfrentamientos entre disidentes de las Farc que se disputan el territorio.

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Foto: BLU Radio

Miedo, angustia y zozobra es lo que están viviendo desde hace 12 días los habitantes de las veredas Las Mercedes, Santa Catalina, Cuil y Mata palo, zona rural del municipio de El Charco, Nariño.

Ese sector se ha convertido en un escenario de cruentos combates entre los grupos armados ilegales ‘Franco Benavides’ y frente 30 ‘Alfonso Cano’, disidentes de las Farc que se disputan el dominio territorial de este corredor hacia el mar Pacífico y la cordillera central en Nariño.

BLU Radio llegó hasta el municipio de El Charco en donde se encuentran hacinadas decenas de familias en un colegio, luego que lograran huir en medio del fuego cruzado.

Temerosos de hablar con extraños, los campesinos piden que los dejen vivir en paz, aseguran que nada tienen que ver con esta guerra y manifestaron que la confrontación armada entre esas dos agrupaciones al margen de la ley comenzó pasada las 11:30 de la noche del pasado martes 16 de marzo.

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Ese día se escucharon fuertes explosiones, seguidas de ráfagas de tiros que alertaron a los residentes en las veredas las Mercedes y Santa Catalina que algo grave estaba sucediendo por lo que decidieron huir.

No obstante, cientos de campesinos no lograron abandonar sus hogares y hoy cumplen más de dos semanas confinados en sus casas.

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Sus respuestas son cortas, el miedo se refleja en su rostro, pues dicen que es la segunda vez que tienen que salir de sus casas y dejarlo todo para poner a salvos sus vidas tal y como sucedió en Semana Santa del 2007 cuando las Farc y los paramilitares se enfrentaron por largos días en se mismo sector a las riberas del río Tapaje, zona rural de Charco.

“No podemos hablar, nos da miedo que puedan reconocer nuestras voces y eso aquí en grave se paga con la vida”, dijo uno de los campesinos mientras trataba de conciliar el sueño en una de las colchonetas que brindo la Alcaldía del Charco para mitigar las necesidades que estas decenas de familias están sufriendo por culpa de la guerra que se tomó el Pacífico y la cordillera central en Nariño.

Entre tanto, y sentada en sus recuerdos, una mujer de unos 76 años y quien también señaló que es mejor no revelar su identidad, dijo que este es el momento más duro porque no saben porque los sacaron de sus casas.

Asegura que mucho menos entienden por qué esos grupos llegaron amedrantar a todos en su vereda, el Cuil, a unos 45 kilómetros del casco urbano de El Charco río arriba

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El día la pasan conversando entre ellos, la incertidumbre de cuándo podrán volver a sus fincas y casas los aterroriza, pues de algo sí están seguros y es que están abandonados a merced de quien llegue a esos territorios olvidados y marginados de Nariño.

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