El Ejército y la Policía, que permanecen en la zona urbana del corregimiento de El Plateado en el Cauca, han solicitado un plazo hasta el domingo 5 de noviembre para abandonar la zona, tal como fue pactado entre las delegaciones de los diálogos de paz del Gobierno y el Estado Mayor Central de las disidencias.
Sin embargo, los habitantes de esa población han pedido que se retiren de la zona debido al temor de la aparición de otros grupos armados ilegales que estarían cerca de esta localidad, enclavada en el cañón del Micay.
Desde hace cuatro días, la incertidumbre ha prevalecido en la población. Los comerciantes no abren sus establecimientos por temor a una confrontación armada y señalan que nadie dice nada, y que el Estado colombiano está incumpliendo su palabra.
Aquí hay miedo por los rumores de que varias camionetas con hombres que cubren sus rostros con pasamontañas estarían muy cerca del casco urbano. A pesar de que esta denuncia se ha hecho al Ejército y la Policía, nadie ha dicho nada acerca de quiénes podrían ser estas personas o si pertenecen a la Segunda Marquetalia o al grupo Los Pocillos, según lo expresado por un habitante de la zona que pidió el anonimato.
Publicidad
La preocupación radica en que, si no se retira la fuerza pública, podrían producirse combates, lo que pondría en peligro a la población civil que nada tiene que ver con el conflicto armado, aseguró un vendedor de comestibles, quien no ha abierto su puesto en varios días por temor a quedar atrapado en medio del fuego cruzado.
El Ejército y la Policía debían haber abandonado la zona urbana el pasado 2 de noviembre, de acuerdo a lo pactado en Bogotá por las delegaciones de los diálogos de paz. Sin embargo, aún permanecen en la zona, poniendo en peligro a toda la comunidad, insistió una ama de casa.
Publicidad
El dolor y la angustia por una eventual confrontación armada es evidente entre las más de cinco mil personas que viven en este corregimiento. Insisten en que ellos no son guerrilleros, ni mucho menos narcotraficantes, como algunos integrantes de la fuerza pública los señalan.
Jacinto, un campesino de Caldas que llegó a esta zona del cañón del Micay en busca de una nueva vida, expresa que ve con extrañeza cómo el Ejército solo llega a perseguir a los guerrilleros de la Carlos Patiño, de las disidencias de las FARC, y no hace nada contra otros grupos que amenazan con tomar este corregimiento.
El temor es generalizado en toda la comunidad, que asegura que inexplicablemente, y a pocos kilómetros del casco urbano de El Plateado, se han instalado retenes ilegales por parte de hombres que cubren sus rostros con pasamontañas. Obligan a los pasajeros y ocupantes de todo tipo de vehículos a descender, los requisan y hasta solicitan documentos. Nadie dice nada al respecto por temor a represalias.
Los adultos mayores manifiestan que no quieren revivir escenas del pasado y solo exigen que los dejen vivir en paz.
Publicidad