En el Pacífico, varias personas despiden a sus familiares y amigos con ritos tradicionales, arrullos y alabaos, pero la tradicionalidad de este momento se ha visto afectada por la desaparición forzada.
“Cuando nosotros hacemos lo que es el duelo, es como decirle a los violentos en nuestras intervenciones que ‘por mucho que ustedes nos sigan matando, por mucho que ustedes nos sigan desapareciendo, ese derecho ancestral que tenemos, ustedes no nos lo van a quitar’”, expresó una mujer de estas comunidades del Pacífico.
De acuerdo con la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas, el conflicto dejó en Buenaventura al menos 841 personas desaparecidas en ese puerto, 779 fueron desaparecidas de manera forzada.
“Es matar al familiar de pena moral y es acabar con la vida y la dinámica cultural de esa familia porque empieza a haber hasta desconfianza entre nosotros mismos, porque el uno le echa la culpa al otro, y la misma comunidad empieza a aislarlo. Así sea que la persona no haya sido el victimario”, mencionó Luz Dary Santiesteban, lideresa de Madres por la Vida y buscadora de dos hermanos desaparecidos.
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“La idea es que esto sea un punto de agenda, entonces los pactos qué hacen, sentar a escuchar a las instituciones y a la sociedad sobre lo que significa la desaparición y sobre todo lo que significa la búsqueda en términos de construcción de paz y convivencia”, dijo Luz Marina Monzón, directora de la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas.
Conozca todo el reportaje de El Espectador sobre Los mapas de la desaparición forzada en Buenaventura.
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