En conmemoración al día internacional de las Manos Rojas y como rechazo al reclutamiento de menores de edad en el Valle del Cauca
, los equipos juveniles del Deportivo Cali y América se encontraron en el municipio de Palmira para jugársela por los niños, niñas y adolescentes.
Este departamento ha sido uno de los más afectados a nivel nacional por la presencia, no solo de grupos armados, sino bandas delincuenciales que por todos los medios y bajo cualquier modalidad de engaño han logrado llevar a miles de jóvenes a sus filas, acabando con sus sueños.
"Los niños deben estar exentos de la guerra, del conflicto, deben estar como hoy en el deporte, en la cultura, en la educación y ese es el mensaje que queremos dar para vivir el fútbol en paz, pero sobre todo para respetar a los niños", dijo Óscar Escobar, alcalde de Palmira.
"Queremos alejar a nuestros niños de ese conflicto armado en el que no deben participar al igual que nadie en nuestro país, estamos creando oportunidades", agregó el alcalde de Pradera, Justino Sinisterra.
El encuentro contó con el acompañamiento de la Agencia para la Reincorporación y Normalización (ARN), quien a partir de la fecha, implementará en estas regiones la estrategia 'Mambrú', con la que se espera blindar a los menores.
"Se ha venido desarrollando desde el año 2010 y para esta sexta edición queremos impactar dos zonas muy vulnerables y busca apoyar y fortalecer estas estrategias e iniciativas de la comunidad, generando entornos protectores para los niños a través del deporte, cultura y recreación", manifestó Juan Carlos Roldán, asesor de la ARN en el Valle.
"Se divide en dos procesos, uno es de tipo deportivo hay un trabajo en la parte técnica ya sea en fútbol u otra disciplina y también una línea de trabajo con un componente general que permite fortalecer a los niños el reconocimiento de sus derechos y competencias", agregó Roldán.
En Palmira serán por ahora 50 los jóvenes beneficiados, en su mayoría del barrio Harold Eder, uno de los más afectados por la violencia, al igual que otros 50 del barrio Manuel Ramírez de Pradera.
Esta situación también ha sido denunciada por las autoridades en Tuluá, que aseguran que los niños campesinos están siendo sacados por la fuerza de sus casas, al igual que lo advirtió la iglesia católica en Buenaventura.
En Cali, el reclutamiento también ha destruido familias. Actualmente hay dos jóvenes de barrios del oriente desaparecidos y sus seres queridos temen que hayan caído en las garras de los criminales, mientras que la secretaría de Paz da cuenta que en tiempos de pandemia, el flagelo aumentó en un 115%.
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