Danisha Livingston relató cómo fueron esos instantes devastadores en los que su padre perdió la vida luego que le cayera un muro en su cuerpo tras el paso del huracán Iota.
“Nos quedamos sin casa, sin ropa, lo único que yo quisiera es que volviera mi papá (…) llegamos a la iglesia, eso se empezó a derrumbar, se venían las tejas encima de nosotros”, relató la mujer a BLU Radio.
Según relató Danisha, todo comenzó hacia las 3:00 de la mañana, hora en la que los habitantes de Providencia fueron testigos de cómo todo se iba derrumbando
Cada espacio, cada árbol iba cayendo mientras que los vientos a más de 200 kilómetros por hora iban en aumento provocando desastres hasta llegar al fin de las construcciones de la isla.
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Los hombres salieron primero a ver cómo estaba el lugar, a ver dónde nos escondíamos. Llegaron a la iglesia grande y dijeron que ahí no había nadie, y que, el albergue estaba lleno, por lo que debíamos llegar a la iglesia
A su papá lo conocían como ‘Fuentes’, su nombre era Rogino Livingston, y fue Justo la iglesia, que iba a servir como resguardo, donde el hombre perdió la vida.
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Relata que poco a poco se veían las tejas que caían mientras los niños lloraban y gritaban de miedo.
A la familia Livingston solo le quedó salir corriendo y llegar al baño del refugio junto a la iglesia.
El agua empezó a subir y a subir y a subir. Estaba bien tremendo, después cogimos, y él empezó a sacar a cada uno los niños, los ancianos, salvando a todo el mundo de ahí para que no nos muriéramos, nos entró al albergue y luego, cuando nosotros volteamos, él no estaba, empezamos a llamarlo, a llorar, a silbar y decirle a la gente que saliera a tratar de salvarlo
Nadie pudo salir a ayudar. Cuenta su hija que estuvieron esperando al amanecer, pues toda esa madrugada, resultó en una jornada eterna casi apocalíptica para los Livingston.
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Horas más tarde, uno de los tíos de Danisha notó que había algo de color amarillo, luego, la otra parte de la tragedia.
“Cogió la linterna y miró; mi papá estaba flotando y ya estaba muerto”, relató Danisha.
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Agradeciendo a Dios, la joven dijo que si no fuera por lo que calificó “una guía espiritual”, no estaría contando la historia, pero criticó fuertemente a los gobernantes por la falta de apoyo.
Dijo que el cuerpo de su papá se iba descomponiendo con el paso de las horas y nadie les apoyó.
“Nadie vino ni a hacer levantamiento del cadáver. Tuvimos que pasar todo ese momento doloroso ahí”, precisó.
Mi papá, en frente de toda la comunidad, se empezó a descomponer, lo sacamos, lo pusimos en mi casa sobre una mesa, olía mal, tuvimos que ir y enterrarlo nosotros solos
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Dijo que ni el alcalde les apoyó para el velorio, que no hubo apoyo ni siquiera para el ataúd.
“¡Nadie! Nosotros mismos tuvimos que hacerlo todo, fue bien horroroso”, sostuvo.
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Vivía con sus hijos y su esposa, el hombre, quien se dedicaba a trabajar como mototaxista, también, según su hija, ayudaba a algunas tareas en la Alcaldía, lo que hizo aumentar su indignación.
Es lo que me duele más, porque él se mató en la administración haciendo de todo un poco para el alcalde, para este, para el otro, y nadie salió con una ayuda para nada. Es lo que me dolió
A Rogino el huracán le quitó la vida, a sus 46 años falleció luego que un pedazo del muro de la iglesia impactara su cuerpo.
El bloque le pegó en su cabeza y, según creen sus allegados, es que entre la inundación y al perder el conocimiento, murió ahogado ya que su hija afirma que el vientre estaba lleno de agua.
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“Nos quedamos sin casa, sin ropa, lo único que yo quisiera es que volviera mi papá, nada más, porque era incomparable, era mi mejor amigo, el mejor papá, el mejor abuelo, el mejor tío, él estaba de ayudarle a todo el mundo”, concluyó Danisha.
El relato completo aquí:
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