¿A dónde van a enterrar al próximo difunto? Este es el interrogante que se están haciendo en el municipio de Juan de Acosta, en el Atlántico, donde el 95 % de las bóvedas del cementerio Morada de Paz, el único camposanto que tiene esta población costera, están ocupadas y las pocas de ellas que quedan libres son propiedad de un par de familias.
Ante el crítico panorama, desde la administración municipal han lanzado un SOS al Gobierno Nacional y departamental, pues sencillamente no hay espacio para un muerto más en esta población que cuenta con más de 2.000 habitantes.
Juan David Rojas, secretario de Gobierno de Juan de Acosta, afirmó que en promedio, durante cada mes, en el municipio fallecen entre 10 y 20 personas, por lo que ante el colapso que los tiene al borde de una emergencia sanitaria, se encuentran en busca de salidas alternas, como cremar los cuerpos o mandarlos para otros municipios.
El funcionario enfatizó, además, en que las muertes durante la pandemia aceleraron la ocupación del cementerio local: “Las muertes aceleradas de coronavirus potenciaron que el cementerio se llenara. Es muy difícil incluso que los sepultureros puedan entrar a este espacio con los cadáveres porque creció de manera anti técnica, eso quiere decir que no tiene pasillos y espacios”, dijo el secretario de Gobierno del municipio.
Publicidad
Lea también:
En el último año, en el cementerio de esa localidad del Atlántico fueron construidas 28 bóvedas. Estas, sin embargo, fueron rápidamente ocupadas, además, en el municipio aseguran que no tienen los recursos suficientes para construir un nuevo cementerio con el que se pueda reemplazar a Morada de Paz, que es, de paso, una estructura que fue levantada hace 90 años y en la cual se encuentra también una pintura del maestro Alejandro Obregón llamado el “El Ángel de Obregón”.
Publicidad
Escuche el podcast Sin Tabú: