Precios por las nubes: invierno en Atlántico ha incrementado costos de varios productos

El fuerte invierno no solo golpea a las familias inundadas en Atlántico, sino también los precios de los tubérculos, hortalizas y legumbres. Hasta en un 200% se ha incrementado el precio de varios productos.

Una crítica situación enfrenta actualmente el campo costeño en medio de las intensas lluvias que tienen al borde de perderse. En municipios como Suán hay cerca de 500 hectáreas de cultivos a punto de perderse, por el desbordamiento que se registra en algunas zonas del río Magdalena.

La crisis golpea los precios de los alimentos en las plazas de mercado público, pues el queso costeño, por ejemplo, ya alcanzó los $23.000 en precio a mayorista. En las tiendas puede conseguirse hasta por $14.000 la libra. En el caso de los huevos, la canasta de 30 unidades está en $17.000, pero el precio puede incrementar a $700 pesos la unidad de estos en las tiendas de barrio.

Incrementos similares reportan productos como la remolacha, la cual ya toca el 208 %, el ñame ha incrementado un 82 % y la Yuca hasta un 60 %. Ya no solo se encarecen los alimentos por la inflación ante el incremento del dólar, sino también por las lluvias que ahogan cultivos mientras no dan tregua.

Situación por lluvias en Atlántico

Más rápido llegan las lluvias al Atlántico que las ayudas humanitarias por parte de la Unidad de Gestión del Riesgo, donde el desespero por el exceso de agua y el desplome de las casas llevó el pasado martes a dos comunidades a tomar las vías de hecho.

Por una parte fue bloqueada por siete horas la vía Cordialidad, que conecta a Barranquilla con Cartagena, por parte de los pobladores del corregimiento de Molineros, jurisdicción de Sabanalarga, quienes desde el domingo tienen el agua por la rodilla y la tierra seca lejos de sus casas.

La otra protesta fue en el corredor portuario, en la salida de Barranquilla a Santa Marta, donde los residentes del barrio Bendición de Dios alzaron la voz para que lleguen las bendiciones a través de donaciones de colchonetas, mercados y ropa.

Pero los que ni siquiera han tenido tiempo de salir a protestar son los habitantes del barrio Nueva Colombia, donde desde el domingo no paran de desplomarse las casas de madera y concreto que fueron construidas sobre una zona con problemas de estabilidad de terreno, pues para salvar lo poco que queda, les ha tocado con pico y pala en mano terminar de tumbar lo que queda de sus viviendas para conservar las rejas, puertas y ventanas ante que los ladrones se lo lleven.

Al censo de las 6:00 de la mañana de este miércoles, van 690 casas desplomadas, 80 de ellas están ubicadas en una cuadra en la que no quedó nada en pie, así lo contó Virginia Reyes, líder comunal del barrio.

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