El incendio que en la madrugada del pasado domingo consumió las dos kankuruas y afectó parcialmente el centro de reuniones del resguardo indígena ubicado en La Mina, en área rural de Valledupar , le dio la veracidad que las autoridades le habrían restado a las denuncias del pueblo kankuamo sobre el riesgo que corrían sus casas ceremoniales.
En estos espacios suelen reunirse a diario unas 20 o 30 personas, inclusive, hay ocasiones en las que el gobernador decide pasar la noche allí, pero casualmente no había nadie cuando provocaron las llamas.
Aun así, las pérdidas son irreparables para los kankuamos, quienes lamentan todavía más no haber sido escuchados y protegidos, a pesar de que han denunciado cuán sistemáticos vienen siendo este tipo de ataques contra su integridad étnica y patrimonio ancestral.
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"Acá se oían los comentarios de que iban a quemar las kankuruas, entonces se emitió la alerta temprana, lo denunciamos e, inclusive, hubo una reunión el viernes pasado a raíz de las amenazas que había, pero a los dos días cumplieron su hecho", expresó Olinda Maestre, cabildo menor de la comunidad.
Esta comunidad indígena dice desconocer quiénes están detrás y por qué realizan estos ataques contra sus sitios sagrados, pues otros hechos como estos también se han dado en Chemesquemena, Guatapurí, Atánquez, Pontón y Los Laureles.
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